El Ciclo Anual de Conferencias 2017 Respuestas de la Ingeniería Mexicana en el Contexto Actual, organizado por la Secretaría de Apoyo a la Docencia y el Centro de Docencia Ingeniero Gilberto Borja Navarrete, finalizó con la participación del maestro Marco Tulio Mendoza Rosas, quien impartió Espíritu Emprendedor en la Formación de los Ingenieros Mexicanos, el 4 de octubre.

El maestro se refirió al entorno global en el que se inscribirán los futuros ingenieros dentro del modelo capitalista que pone énfasis en el progreso material y que se encuentra en espera del advenimiento de la cuarta revolución industrial, con un panorama que se caracteriza por una economía global y una sociedad conectada a la red en la que el conocimiento es la base del crecimiento personal.

En el contexto nacional, domina una incertidumbre económica exacerbada por la llegada a la presidencia estadounidense de Donald Trump que provocó un alza en el tipo de cambio, en la inflación y en las tasas de interés. Un problema esencial, destacó, es que México es dependiente del comportamiento del país vecino con una industria limitada a la maquila sin que se busque desarrollar otras áreas, además de contar con una infraestructura insuficiente.

Los problemas se extienden al sector de la educación, a pesar de los avances en las últimas décadas, pues el acceso sigue siendo limitado e insuficiente, mientras que proliferan las escuelas privadas de calidad dudosa. Por otra parte, ha habido un aumento en la movilidad estudiantil que, sin embargo, beneficia más a los otros países por la fuga de cerebros, opinó.

En el caso específico de la Facultad de Ingeniería, puso el acento en la brecha generacional, dado que los profesores pertenecen, sobre todo, a los baby boomers y a la generación x, en cambio, los estudiantes, a los llamados millennials, nativos digitales, cuya perspectiva laboral es muy diferente, puesto que ya no se ven anclados en un solo lugar, lo cual debe ser tomado en cuenta para su formación.

La brecha se hace más importante si se considera que esos jóvenes ejercerán la profesión de ingenieros dentro de Revolución Industrial dominada por las tecnologías digitales, la automatización a través de sistemas cibernéticos, procesos de producción ininterrumpidos, el internet de las cosas, los servicios en la nube, entre otros adelantos.

Este contexto plantea grandes retos que atañen no sólo a la industria y a la economía, sino a la educación de la ingeniería mexicana: "Es ahí donde les pido que incidamos y que reflexionemos" dijo a los profesores asistentes, "tenemos que lograr una vinculación entre la escuela y la industria para evolucionar y posicionarse dentro de los sectores fuertes y competitivos".

Generar y desarrollar nuevas tecnologías y nuevos modelos de negocio basados en las plataformas digitales, así como formar un capital humano creativo y flexible son algunos de los retos que destacó.

Opinó que se debe mejorar la cultura empresarial para tener más competitividad mediante la eficiencia técnica y la reinversión de utilidades, y en infraestructura, las vías de comunicación, sistemas masivos de transporte en zonas urbanas, atención a la geriatría y servicios públicos en zonas rurales.

Para enfrentar estos retos, se necesita evitar el proteccionismo del estado y actuar a nivel de individuos, de academia y de empresas; innovar y reestructurarse constantemente, administrar el conocimiento, trabajar en equipo y tener confianza en los ingenieros mexicanos.

Subrayó que el papel que desempeña la Facultad de Ingeniería en este proceso es el de incrementar y reorientar el talento de los jóvenes, fortalecer los vínculos entre las instituciones de educación superior, las empresas y el gobierno y generar investigación y desarrollo tecnológico.

El maestro Marco Tulio instó a los profesores a asumir su responsabilidad en la formación de los jóvenes que respondan a las nuevas competencias de trabajo. Añadió que se requiere de una planta académica con las competencias para orientar la formación de los estudiantes al logro de los objetivos de egreso, con una sólida formación en las áreas de ingeniería aplicada y diseño, experiencia profesional probada, y capacidad para implementar metodologías de enseñanza y de evaluación en contextos diversos, así como dominio de las tecnologías asociadas al aprendizaje y al conocimiento de la ingeniería y que transmita los atributos de liderazgo, creatividad, innovación, comunicación, asertividad y trabajo en equipo.

"El profesor debe ser un promotor y orientador del cambio, un emprendedor. Debemos empezar con un cambio a nivel personal para satisfacer y enfrentar los retos que tienen la industria y México y que le van a dar mejores condiciones a nuestro país a través de los ingenieros que estamos formando", finalizó.