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Investigación y Vinculación
2018-04-18
Historia y desempeño actual del SASMEX
Expertos del CIRES dictaron conferencia sobre la evolución de la alerta sísmica en nuestro país.
Por: Marlene Flores García
Fotografía: Jorge Estrada Ortíz
Comunicafi
Mtro. Bernardo Frontana de la Cruz e Ing. Juan Manuel Espinosa Aranda

En el marco de la 16ª Feria de Agrupaciones Estudiantiles de la FI, el capítulo estudiantil de la Asamblea de Generaciones invitó al ingeniero Juan Manuel Espinosa Aranda, del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES), y al maestro Bernardo Frontana de la Cruz para hablar del funcionamiento del Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX).

Formado a raíz del sismo de septiembre de 1985, el CIRES se distingue del Sismológico Nacional por ser el encargado de alertar, más que registrar, la ocurrencia de este fenómeno en el país. Su labor empezó con la instalación de una pequeña red de acelerómetros en la Ciudad de México; con los datos recabados pudo hacerse la zonificación de la capital y más tarde, a petición del gobierno central, se instalaron además 14 mil altoparlantes.

El desarrollo intelectual y tecnológico, producto del esfuerzo de sus investigadores, llevó a la creación del Sistema de Alerta Sísmica con la instalación de 12 estaciones en la Brecha de Guerrero en 1991. Hoy, la red de monitoreo ha crecido a 96 estaciones, alineadas principalmente a la costa del Pacífico, donde interactúan las placas de Cocos, del Pacífico, de Norteamérica y del Caribe, y aún se estima que serían necesarias otras 60 para tener cubierto el terreno de peligro.

Al hacerla un sistema redundante y automatizado, se evita que haya fallas por intervención humana o por falta de servicio en alguno de los puntos, en cuyo caso el CIRES es avisado y puede corregir la situación. "Nosotros nos encargamos de hacer que la alarma suene cuando debe, pero es responsabilidad de todos los ciudadanos poner en práctica las medidas necesarias para estar a salvo. Como ingenieros tenemos el poder de informar correctamente a la población", hizo hincapié el ingeniero Manuel Espinosa.

Respecto a la dificultad de proporcionarle a los afectados un tiempo de respuesta adecuado, los ingenieros advirtieron que, aunque se ha trabajado arduamente en modelos de pronóstico de magnitud, la aleatoriedad del fenómeno a veces no permite que el acelerograma sea analizado con la rapidez suficiente, sin embargo, eso no debería frenar la precaución.

Otro aspecto destacado por los ponentes fue la necesaria labor interdisciplinaria de todas las ingenierías para fomentar en la sociedad mexicana la cultura sobre el peligro sísmico: desde la Civil para el esmerado diseño de construcciones, pasando por Telecomunicaciones, hasta la Geofísica para algo tan elemental como decidir dónde colocar una nueva estación de campo, por lo que invitó a todos los futuros ingenieros a mantener un quehacer regular que permita prevenir los efectos de este fenómeno natural.