Eran las diez de la mañana de un domingo de marzo cuando Arleth despertó. Se alistó, tomó el desayuno con sus padres y conversó con ellos, evitando cualquier referencia a la prueba que haría ese día por la tarde. Se había propuesto no dar paso a los nervios y a las distracciones, razón por la cual también había apagado su celular desde el día anterior.

Por la tarde, llegó a la sede donde realizaría su examen de ingreso a la licenciatura en la UNAM. Entró al salón, ocupó su asiento, recibió la prueba, respiró profundo y comenzó a contestarlo tranquilamente, confiada en su preparación y esfuerzo.

Unas semanas después, consultó los resultados. La página estaba saturada, así que decidió hacerlo vía código. Miró una y otra vez, no podía creer el resultado. Cuando por fin pudo acceder a la página, corroboró todo: no solamente había logrado entrado a la UNAM para formarse como ingeniera civil, lo había hecho con un puntaje perfecto.

Arleth Jocelyn López Ramírez es una de las once estudiantes que obtuvieron 120 aciertos en la prueba de selección. Pese a que ella estaba segura de que se quedaría en la mejor universidad de Latinoamérica, lograr el más alto puntaje fue una sorpresa.

Nació el 6 de febrero de 2000 en la Ciudad de México. Estudió en la escuela primaria Fray Bartolomé de las Casas y en la secundaria Narciso Bassols. Deseosa de estar en la UNAM, hizo su examen para ingresar a la Escuela Nacional Preparatoria No. 2 "Erasmo Castellanos Quinto", pero el resultado la desmotivó. Con nuevos ánimos y dispuesta a intentarlo en el examen a la licenciatura, continuó sus estudios en el Instituto Progreso y Esperanza, un colegio de bachillerato incorporado a la UNAM.

Comenzó a prepararse para el concurso de selección a la universidad en octubre de 2017. Tenía la opción de tomar algún curso, pero ella prefirió estudiar por su cuenta, con su guía y bajo la orientación del profesor Miguel Ángel Campos González, académico del instituto, siempre con el apoyo y motivación de sus padres y amigos.

Atraída por el comportamiento humano y poseedora de un espíritu solidario, decidió estudiar Fisioterapia. Sin embargo, a raíz del sismo del 19 de septiembre de 2017, su perspectiva cambió. Ser espectadora de la tristeza e impotencia ante la pérdida de personas y patrimonios, especialmente el caso del multifamiliar de Tlalpan, generó en ella varios sentimientos y, con el ánimo altruista más fuerte que nunca, despertó la vocación hacia la ingeniería y la construcción.

Estar en la Facultad de Ingeniería de la UNAM representa para ella un enorme orgullo, una realización que se vio cumplida desde el primer momento en que estuvo en las instalaciones y entonó su primer goya.

Arleth disfruta su carrera, el ambiente universitario y valora los amigos que ha hecho. Por ahora, se encuentra motivada a inscribirse en taekwondo y voleibol, y participar en alguna edición del Concurso de Puentes de Madera. Aunque aún no tiene la certeza, le gustaría especializarse en Estructuras o Planeación y Transporte, estudiar un semestre en el extranjero y un posgrado al concluir la licenciatura.

Para ella, la constancia es la clave de todo. "Vale la pena cada esfuerzo y sacrificio por estar en la mejor universidad Latinoamérica. Cuando se quiere algo, los obstáculos no existen", manifiesta.