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Vida Académica
2018-10-05
Termina el XVII ciclo de la DICyG
A un año del sismo del 19/09, los ingenieros reflexionaron en torno al manejo de infraestructura.
Por: Marlene Flores García
Fotografía: Jorge Estrada Ortíz
Comunicafi
Clausura del XVII Ciclo de Conferencias de3 la DICyG

El XVII Ciclo de Conferencias Nuevos Retos de la Gestión de Infraestructura a partir de la Experiencia del Sismo de Septiembre 2017, organizado por la División de Ingenierías Civil y Geomática (DICyG), celebró su última jornada en el Auditorio Javier Barros Sierra el viernes 5 de octubre.

Acorde al tema, el maestro Francisco Granados habló en la primera ponencia sobre la respuesta de Ecobici, el sistema de bicicletas públicas compartidas, durante el sismo de septiembre de 2017. Aunque los mexicanos han refinado su preparación para reaccionar ante el sismo, fueron los momentos posteriores los que representaron un reto el año pasado. La mayor parte de la población eligió regresar a su hogar, reunirse con sus familiares en un punto de encuentro o dirigirse a alguna de las zonas más afectadas para brindar ayuda, lo que provocó caos en la movilidad.

Ante este panorama, en que las calles parecían estacionamientos y el funcionamiento de las redes de transporte público también se vio entorpecido, las bicicletas se conviertieron en la opción preferida para desplazarse, llevar acopio ligero a los centros designados e incluso para inspeccionar zonas de peligro antes del ingreso de vehículos más pesados.

Ecobici jugó un importante papel, pues además de caminar, fue la única opción viable para enlazarse con otros medios de transporte. Así lo notó el maestro Granados al realizar un mapeo de la actividad de la red 1 semana antes, durante el sismo y 1 semana después. Las estadísticas, accesibles al público en su portal de internet, mostraron un cambio drástico después de las 13:00 de ese día, debido principalmente a una falla en el sistema.

Al ser dependientes de la electricidad, las estaciones dejaron de funcionar y fue imposible tomar o devolver las bicicletas durante ciertos periodos, por lo que se hace evidente la importancia de apoyarse en otras fuentes de energía o de modificar el anclaje. Otro aspecto a mejorar es que, a pesar de contar con 285 estaciones, están muy centralizadas en la ciudad y aún hay una extensa zona sin cobertura.

Aunque la resolución de estos retos sin duda será gradual, el maestro Francisco Granados propuso a manera de conclusión ayudarse de los datos ya disponibles e incorporar el uso de tecnología GPS para planear de forma efectiva el crecimiento futuro de este sistema, para que de hecho atienda a las necesidades reales de los usuarios y ayude a mejorar la movilidad.

Para el cierre, el doctor Humberto Marengo abordó el tema de seguridad de presas ante sismos de gran intensidad cuyas afectaciones son ruptura o pérdida del borde libre, sobrepaso por olas, deslizamiento de terraplenes, grietas, licuación, entre otras, lo que significa un enorme riesgo para la población general.

En el mundo hay 138 mil grandes presas, de las cuales mil 17 son mexicanas, y se estima que anualmente seis fallarán. Sin embargo, desde 1970 se han contabilizado sólo cuatro debido a sismos de gran intensidad: en Estados Unidos, Chile (2) y Japón. "Estos sucesos han permitido a los ingenieros aprender qué no hacer, qué mejorar y modificar la reglamentación. Los errores nos invitan a repensar los nuevos proyectos y a innovar en métodos analíticos y de cálculo", opinó. Por ello, el retroanálisis e instrumentación de la deformación de estas estructuras es una fuerte línea de investigación abierta a diversas metodologías.

En años recientes, el diseño de presas ha incorporado los conceptos sismo máximo creíble y análisis integrado de riesgo múltiple, con el objetivo último de hacer que éstas resistan sin liberar agua del embalse y con el daño mínimo aceptable. Para determinar los desplazamientos y esfuerzos a los que se someten las presas se toman en consideración el registro sísmico del terreno, sus movimientos propios, los movimientos y desplazamientos causados por las posibles fallas, los deslizamientos del embalse y la posible licuación.

"Los avances tecnológicos son sustanciales, pero no se trata sólo de encontrar un simple número ni debemos conformarnos con analizarlo en una computadora; la máquina carece del criterio ingenieril, el juicio y la experiencia de los profesionistas. Los invito a estudiar exhaustivamente las causas reales de las fallas", comentó. Para finalizar recomendó identificar tempranamente y resolver las condiciones insatisfactorias, procurar la mejora continua de la seguridad, capacitar constantemente al personal involucrado, mantener lazos fructíferos con la autoridad y la academia a nivel internacional, hacer planes de emergencia e implementarlos con oportunidad.

El maestro Germán López Rincón, jefe de la DICyG, felicitó a los organizadores por la diligencia puesta en ofrecer a los estudiantes conocimientos de vanguardia y deseó que estos lleguen a una mayor audiencia en la siguiente ocasión. Tras clausurar oficialmente el XVII Ciclo de Conferencias, y para cerrar con broche de oro, se llevó a cabo una rifa de libros.