Poco a poco estudiantes y profesoras de la División de Ciencias Sociales y Humanidades (DCSyH) van llegando al Auditorio Javier Barros Sierra; es la tarde del viernes y muchos cerrarán su intensa semana escolar en busca de música, danza, canto y color que juntos generen esa sensación de alegría tan necesaria para cargar pila. Quienes asistieron el pasado 19 de octubre con estas expectativas, quedaron, sin lugar a dudas, satisfechos con el concierto ofrecido por Sonidos de mi Tierra que simplemente se lució.
Se trata de una agrupación de jóvenes entusiastas y felices que interpreta piezas emblemáticas del acervo musical de México a las que imprimen su propio estilo y aderezan con danza folclórica y contemporánea para despertar el orgullo e identidad nacional.
La arquitecta Araceli Larrión de la DCSyH dio la bienvenida y agradeció la presencia en la FI del grupo --músicos, bailarines y técnicos--, dirigido por Sergio Mondragón, quien además da las notas melodiosas con el piano y el acordeón.
El concierto emergió con un ritual prehispánico, Obertura azteca, en el que danzantes de esbeltos cuerpos y ágiles movimientos agradecen el fuego, vital en la cosmovisión prehispánica, al ritmo de percusiones, cuerdas e instrumentos de viento que evocaron una atmósfera plena de magia.
Canción mixteca cargada de la nostalgia por dejar el terruño, un homenaje a las tradiciones y leyendas como La Llorona, la presencia de Oaxaca con Sandunga y Pinotepa, y un desfile exquisito con clásicos de Yucatán, Veracruz y otros estados --La bruja, El cascabel, La Malagueña-- y composiciones originales Té de Manzanilla, Desprecio y Quiéreme mucho, de Javier López, violinista del grupo, dieron esplendor y vibraciones al concierto Colores de México.