La Facultad de Ingeniería refrenda su compromiso permanente con el impulso a la igualdad y equidad de género a través de diversas actividades en las que acerca y sensibiliza al alumnado en una problemática urgente de la que la universidad no es ajena. Por ello, la División de Ciencias Sociales y Humanidades (DSCyH) de la FI invitó a la maestra Diana Paulina Pérez Palacios al conversatorio Reflexiones en Torno al Género, que se llevó a cabo el pasado martes 6 de noviembre en el Auditorio Sotero Prieto.

La participación de los estudiantes fue indispensable para el intercambio de ideas y la exposición de dudas e inquietudes compartidas por muchos, así como para plantear interrogantes que hicieron pensar a los alumnos en si verdaderamente todos los integrantes de la sociedad tienen las mismas oportunidades de lograr sus metas.

Para contextualizar, la maestra Pérez mostró que, de acuerdo con el INEGI, sólo 2 de cada 10 mujeres que eligen una carrera universitaria se decantan por ingeniería, y las menos socorridas son Mecánica, Eléctrica y Mecatrónica. En cuanto al inicio de la vida laboral, los puestos son ocupados por partes iguales por mujeres y hombres, pero las diferencias se observan en puestos gerenciales, pues sólo el 30 por ciento está ocupado por mujeres; en puestos directivos con el 10 por ciento, mientras que en las direcciones generales sólo hay una mujer por cada 99 hombres.

Enseguida, señaló las diferencias entre sexo (caracteres biológicos) y género (forma de sentirse identificado con relación al sexo: cuerpo, la subjetividad, expresiones individuales y construcciones sociales asociadas culturalmente como mujer u hombre), es decir, la identidad de género es el sentimiento de pertenencia a un sexo, y la expresión de género es la manera en que externamos esa identidad.

A partir de los conceptos de género y sexo, la maestra, con para compartir e intercambiar experiencias cuestionó a los alumnos sobre la utilidad de una sociedad dividida entre mujeres y hombres, si consideran que existe, el momento o situación en que se dieron cuenta del género al que pertenecían, si fue decisión personal o impuesta y con base en qué criterios.

Entre las conclusiones, se observó que la división sexogenérica en los individuos comienza desde el nacimiento y registro en documentos oficiales de identificación, por lo que mucho antes de decidirlo, estamos sujetos a las expectativas marcadas para mujeres y hombres.

Los estudios de género, abundó, apelan al cambio o la eliminación de estas actitudes y creencias impuestas socialmente, ya que limitan el libre desarrollo y elección individual; así lo atestiguaron los alumnos, quienes reconocieron estar sujetos a conductas que se esperan de ellos o al no cumplir, enfrentar al rechazo de su grupo social.

Recordó la importancia de identificar las decisiones individuales que se realizan de forma consciente de las que están ceñidas a las circunstancias y el entorno, y cómo la mercadotecnia influye en la construcción de lo que la sociedad percibe (mujer u hombre), de aprender a separar los gustos personales de los acuerdos sociales y de tener una actitud crítica para contribuir a transformar la sociedad.