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Vida Académica
2018-11-07
Premio Ciencias de la Tierra 2017
Fundación UNAM y BAL reconocen las mejores tesis de investigación en geología, minería y petróleo.
Por: Marlene Flores García
Fotografía: Jorge Estrada Ortíz
Comunicafi
Brenda Patricia Álvarez Romero y Bernardo Moreno Onofre

El convenio de colaboración que se firmó entre Fundación UNAM y Grupo BAL en agosto del año pasado rindió sus primeros frutos con el Premio Ciencias de la Tierra 2017, entregado por el doctor Enrique Graue Wiechers el pasado 7 de noviembre.

Reunidos en las oficinas del corporativo, además del rector, presidieron la ceremonia los licenciados Alberto Baillères y Alejandro Baillères, presidentes de Grupo BAL; Dionisio Meade, de Fundación UNAM, y el doctor José Luis Palacio Prieto, director de la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra.

Con la intención de impulsar la generación y transferencia de conocimiento, y de promover y reconocer la investigación científica en las áreas de geología, minería, petróleo y química metalúrgica, ambas instituciones se unieron para favorecer el desarrollo de México, así lo explicó el licenciado Meade. La alianza entre las capacidades de la academia y las necesidades de la industria da a los egresados injerencia en los campos de mayor trascendencia para el país, lo que a su vez significa su avance sostenido hacia una nueva etapa, enfatizó.

A nombre de los galardonados, Patricia Álvarez Romero, primer lugar en la categoría de licenciatura y orgullosa egresada de la Facultad de Ingeniería, inició su discurso recordando la razón por la que decidió estudiar Ingeniería Geológica: la promesa latente de no tener que permanecer en una oficina, sino de poder trabajar en contacto con la naturaleza: "Quería una carrera en la cual pudiera pasear, escalar, acampar y comer sentada bajo un árbol a la orilla de un río. Actualmente paso más de la mitad de mi tiempo en el campo, pero, contrario a lo que imaginaba, casi 700 metros por debajo del suelo, cruzando canales de lodo, escalando y cuidándome de que no me caiga una roca en la cabeza", relató entusiasmada.

Aunque dista mucho del escenario pastoril que ella esperaba, los resultados han sido más que satisfactorios. Feliz de desenvolverse en una profesión que la apasiona, que no deja de sorprenderla con rocas y minerales que parecen salidos de una película y con los paisajes más bellos de México, la ingeniera agradeció a la máxima casa de estudios por el constante apoyo que da a los universitarios para hacer de ellos un ejemplo de preparación y esfuerzo. "Estoy segura de que nuestro país puede seguir creciendo si alcanza mejores niveles de investigación, desarrollo tecnológico e innovación, por lo que es indispensable la vinculación entre las empresas y las universidades".

Su tesis Génesis y contrastes mineralógicos del cuerpo manganesífero de Naopa en el distrito de Molango, Hidalgo, México conjuntó dos de sus grandes intereses: la minería y el trabajo in situ. Gracias a su investigación se actualizaron los datos del yacimiento y se corroboró que es del tipo sedex, clasificado así por la asociación mineralógica que tiene. Para Grupo BAL, el estudio fue útil para explicar las altas concentraciones de hierro, que dificultaban la extracción de manganeso y para determinar las facias con más probabilidades de contener dicho elemento.

Respecto a la titulación por tesis, la ingeniera recomendó no considerarla un trámite pesado, sino una labor fundamental que puede ser decisiva en el futuro profesional. "La tesis te involucra personalmente en la construcción de tus sueños. Cualquier esfuerzo que hagamos más tarde se convertirá en una satisfacción personal irremplazable", concluyó.

Los otros trabajos premiados fueron 9 (licenciatura, maestría y doctorado), de entre 55 concursantes, los cuales recibieron la espléndida pieza que simula un corte al interior de la Tierra, esculpida a mano por orfebres mexicanos, en piedras naturales propias de nuestra nación: mármol blanco, serpentina verde y calcedonia café. Junto con Brenda, también recibieron el Premio Ciencias de la Tierra 2017 Andrea Martínez Ramírez y Bernardo Moreno Onofre, segundo y tercer lugar licenciatura, y Fernanda Galicia Montes, segundo sitio maestría, orgullosos egresados de la FI.

Alberto Baillères puntualizó que la entrega de este galardón es la materialización del éxito que ha tenido la UNAM como líder en materia de investigación, y para dar continuidad a esta extraordinaria labor es indispensable que la industria se sume: "Por ello nos adherimos entusiastamente a la iniciativa de reconocer la valiosa contribución de los estudiantes a las ciencias de la Tierra", comentó.

Convencido de que la transición a una nación desarrollada tiene que sustentarse en una sólida base de conocimiento, trabajo científico profuso y en una nutrida calidad educativa, el presidente de Grupo BAL invitó a los ganadores a enfrentar el reto social de construir la competitividad de las industrias a través de tecnología propia y no importada. "Las empresas tienen desafíos enormes y las universidades tienen los recursos humanos para solucionar muchos de ellos", aseguró.

El doctor Enrique Graue felicitó a los ganadores por ser una muestra de la calidad universitaria, de un apasionado deseo por innovar y de rigor académico, lo que una vez más evidencia que la UNAM produce los mejores recursos humanos, capaces de satisfacer las necesidades del país. Recordó que los diversos programas de becarios y prácticas profesionales dan a los egresados valiosa experiencia, útil para su crecimiento, por lo que agradeció a Grupo BAL el préstamo de sus instalaciones y el patrocinio para hacerlos posibles.