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Cultura y deportes
2015-07-29
Noche de Museos en el Palacio de Minería
África baila ante el Dios Mineral, en el templo monumental del Salón del Bicentenario.
Por: Jorgé Estrada Ortíz
Fotografía: Jorge Estrada Ortíz
Comunicafi
África baila

El sonido de los tambores retumbaba en las bóvedas del Salón del Bicentenario, recordando las percusiones de Matador de Los fabulosos Cadillacs, entre risas, alegría y silbatos; era patente el virtuosismo de los percusionistas. El Ensamble Afro Quilombo abría la velada.

Después salió a escena un bailarín con tocado, máscara, pantalones rojos de estampado étnico, el torso descubierto y descalzo husmeando entre el público y en un silencio expectante, tras la gran energía auditiva que nos había dejado el grupo anterior. Repentinamente un tambor de forma alargada empezó a sonar por las manos de un chico cuyas rastas se movían al unísono, y entró a escena el grupo de percusiones del maestro Oscar Aguirre.

El personaje empezó a bailar, jugando, provocando al ejecutante del tambor; en eso los demás tambores se unieron a la melodía, mientras el bailarín desapareció por la izquierda, por la derecha, una a una, trece mujeres con un atuendo azul , bailando al ritmo del músico que tocaba una combinación de tambores grande y pequeños durante más de 40 minutos ininterrumpidos.

Cada una de las mujeres tuvo su momento de lucimiento en sus danzas: parecían ser para la escultura Canto a un Dios Mineral de Federico Silva cuyo estilo étnico quedaba como anillo al dedo para la presentación.

Las bailarinas también tocaron tambores y el escenario albergó treinta personas: era una gran fiesta de corazón y espíritu. Al terminar salieron hacia atrás de la escultura.

Quedó en escena el grupo de percusiones con un ritmo lento para recibir de nueva cuenta a una bailarina vestida en jeans, un top azul rey y descalza que hizo un solo magníficamente con un final de rodillas y los brazos extendidos al cielo abovedado. Era la maestra Yalina Nava quien tiene a su cargo el Grupo de Danza Africana del Faro de Indios Verdes.

El grupo de bailarinas entró de nuevo, invitando al público a unirse a ellas, el Bicentenario se llenó de alegría, danza y fiesta.

Al terminar la maestra Nava agradeció a los asistentes e invitó a los talleres de percusión y danza africana del Faro de Los Indios Verdes. Al salir del Palacio en esa calurosa noche de verano y de Museos África seguía en nuestra mente: ante el Dios Mineral con su música y lo mejor de sus danzas. Caminábamos, la noche de cultura y diversión en el Centro Histórico apenas empezaba.