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Investigación y Vinculación
2019-01-28
Retos en eficiencia energética
El doctor Antonio Valero impartió conferencia magistral sobre los obstáculos para el ahorro de energía.
Por: Erick Hernández Morales
Fotografía: Jorge Estrada Ortíz
Comunicafi
Doctor Antonio Valero Capilla

En el marco del Cuarto Seminario de la Especialidad en Ahorro y Uso Eficiente de Energía de la Facultad de Ingeniería, el doctor Antonio Valero Capilla impartió la conferencia magistral Obstáculos para el Desarrollo Sustentable y los Retos en Ahorro y Uso Eficiente de la Energía, el 28 pasado en el Auditorio Raúl J. Marsal.

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) representan un grave problema para nuestro planeta, al punto de comprometer las condiciones de adecuadas para la vida humana en un futuro no demasiado lejano. En la opinión del doctor Valero, es muy difícil alcanzar en las próximas décadas los niveles de reducción de emisiones necesarios para evitar daños irreversibles.

Las dos claves para lograrlo son las energías renovables y la eficiencia energética, ambas deberían sustituir al carbón y, en el mejor de los casos, al petróleo, las dos fuentes de energía más utilizadas y las que tienen los peores efectos para el medio ambiente. Sin embargo, existen grandes retos para las fuentes renovables, ya que hasta el momento han servido apenas para cubrir el incremento en la demanda mundial, por lo que se requeriría un aumento drástico en su producción para llegar al objetivo planteado.

El doctor Valero abundó sobre los factores que problematizan la eficacia de la eficiencia energética destacando que no basta la tecnología, sino que es fundamental acompañarla de la ética, lamentablemente considerada no esencial en la mayoría de los centros de estudio del mundo donde se forman los profesionistas.

Si bien la energía no se destruye, es decir, no reduce en cantidad, su calidad sí se degrada: para evitar esta merma, los sistemas de control de las plantas deben ser proactivos e integrarse coordinada y jerárquicamente para cumplir con objetivos globales. De la misma manera, la planta debe integrarse en su contexto, puesto que todo sistema es parte de uno mayor, agregó. Los sistemas industrial y urbano deben ser parte del sistema natural con conexiones múltiples y continuas, no discretas ni agresivas, esto implicaría grandes oportunidades de ahorro. También subrayó que hay que evitar almacenar energía porque resulta ineficiente, costoso y complejo.

"Si algo va mal, hará que todo vaya peor, pero si algo va mejor no es seguro que todo vaya mejor", dijo el doctor para resumir una ley de la eficiencia energética y remarcar que una mala función en un sistema afecta a la de todo el conjunto que debe adaptarse a la perturbación. Por otro lado, las mejoras locales en un proceso particular pueden tener un efecto de contraproducente: por ejemplo, las que abaratan la producción impactarían en el abaratamiento del recurso y, por ende, en un consumo mayor en lugar del ahorro deseado: "En algunos casos la eficiencia energética puede no ahorrar energía".

Subrayó la importancia de recuperar, reutilizar y reciclar, de ser posible, nunca dejar que un producto se degrade; cuanto más avanzado esté un objeto en su proceso productivo, mayor es su coste y más energía se inutiliza con su pérdida. Los productos deberían ser diseñados aprendiendo de la naturaleza y pensando en un ciclo de vida más completo, de manera que los recursos se conviertan en productos y los residuos a su vez sirvan como recursos para otros.

Asimismo, el diseño debe conjugar la eficiencia en los procesos de producción con la robustez para que el producto dure mucho tiempo, por ejemplo, para compensar la energía utilizada en la fabricación de un vehículo, éste debería durar entre diez y quince años como mínimo. Por ese motivo, criticó duramente la obsolescencia programada que se practica en la industria para vender más.

Un modelo óptimo sería el de una economía de los servicios en que lo fabricantes vendieran sólo los servicios y no los equipos con los que se proveen; de esta manera, con menos equipos producidos, los dueños se interesarían en hacerlos robustos ahorrando una gran cantidad de materiales y recursos.

Dijo que la eficiencia está reñida con la eficacia, ya que ésta consiste en conseguir algo cueste lo que cueste, mientras que la primera se basa en hacerlo con la menor cantidad de recursos: "Para hacer bien las cosas hay que tomar su tiempo; la naturaleza tiene sus ritmos y alterarlos cuesta recursos naturales cuya producción cuesta mucho al planeta".

Para terminar, destacó: "La naturaleza es el bien más preciado que tenemos, pertenece a todos quienes viven y vivirán. Nada se debería extraer de ella sin reponerlo y cuanto mayor sea el coste de la reposición más debe conservarse ese recurso."