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Cultura y deportes
2019-10-04
La aritmética de la música
Erik Castañeda y el Cuarteto de la OSM deleitaron a los ingenieros con conferencia y concierto.
Por: Marlene Flores García
Fotografía: Jorge Estrada Ortíz
Comunicafi
Ingeniero Erick Castañeda de Isla Puga

Aunque la relación entre las matemáticas y la música parezca lejana, en realidad son dos áreas estrechamente unidas, así lo demostró el ingeniero Erik Castañeda de la Isla Puga en la conferencia que dictó el pasado cuatro de septiembre en el Auditorio Javier Barros Sierra, organizada por la División de Ciencias Sociales y Humanidades (DCSyH).

El ponente, en compañía del maestro Óscar Herrera, quien fuera su alumno y ahora director del Coro Ars Iovialis de nuestra Facultad, se declaró ni matemático ni músico, simplemente un apasionado de ambas materias, y recordó que esa fue la razón que lo llevó a estudiar tanto el acordeón como ingeniería. Consideró adecuado definir la música como el arte del sonido ordenado, suma de melodía, armonía y ritmo, subrayando que gracias a una extensa investigación descubrió que cada una guarda relación con aspectos matemáticos.

La melodía, una sucesión de sonidos, debe su primera explicación y representación a Pitágoras. Aunque sea algo en extremo elemental, los estudiosos han discutido desde entonces la apropiada construcción de escalas a partir de fracciones, y más tarde de la física y los logaritmos. Otro concepto compartido es el de transporte o traslación, que remite a la modificación de un sistema coordenado.

En cuanto a la armonía, el Teorema de Fourier ha sido fundamental para determinar las mezclas más agradables al oído y para el establecimiento de acordes mayores y menores, tonos festivos y solemnes. "Se trata de una combinación de vectores que forman una base. No es otra cosa que álgebra lineal", apuntó el conferencista. La forma de onda, timbre o color del sonido es otro aspecto en el que participan las series del matemático francés.

Las fracciones nuevamente intervienen en el ritmo, también pensado en relación a la función pulso y crucial desde las primeras manifestaciones de música; en las partituras sirve para indicar la cantidad y la calidad de notas en un compás. "El ritmo puede tener un efecto terrible, ya que es capaz provocar el fenómeno de resonancia si tiene una frecuencia similar a la de los elementos que componen una estructura, y hacer que ésta fracase", explicó desde el enfoque de la ingeniería civil.

Antes de despedirse, Erik Castañeda deleitó a los presentes con la interpretación de una pieza en acordeón. A continuación, cedió el escenario a los integrantes del Cuarteto de la Orquesta Sinfónica de Minería, quienes tocaron música de Händel, Schubert, Rossini y Delibes, entre otros.