La cita fue a las once de la mañana en La Santuaria. Bajo las hojas enlazadas del árbol, varias mujeres daban voz a sus demandas con lemas contundentes y expresiones artísticas cargadas de colores vibrantes y empoderamiento femenino; sus dedos capturaban la esencia de una lucha por la igualdad que toma fuerza cada 8 de marzo.

Sobre una mesa, otras manos, guiadas por la maestra Jaquelina López Barrientos —persona orientadora comunitaria y representante de la División de Ingeniería Eléctrica en la Comisión Interna para la Igualdad de Género de la Facultad de Ingeniería—, moldeaban una tela teñida de simbolismo para convertirla en los pañuelos que horas más tarde pintarían de violeta las calles céntricas de la ciudad. Dentro y fuera de la Espacia Segura se respiraba un ambiente de sororidad; no importaba el cargo o la carrera, todas eran mujeres unidas por un motivo en común: marchar por justicia, contra la violencia machista y por sus derechos.

A las 12:30 emprendieron camino al edificio principal de la facultad con la insignia Ingenieras UNAM. "¡Yo soy!", gritaba una. "¿Quién?", respondían las demás. La civil, la geomática, la geológica, la petrolera, la geofísica, la mecatrónica, la mecánica, la industrial, la de minas, la biomédica, la eléctrica, la de compu, la de telecom, la de posgrado, la académica... Todas con pasos firmes, entonando consignas y cánticos.

El momento, esa esencia indescriptible de la fecha, se inmortalizó en una fotografía frente a la entrada del edificio. "Facultad de Ingeniería" destaca en la fachada, mientras cientos de estudiantes y académicas muestran carteles en los que se lee "Dime ingeniera", "Haz ingeniería como niña", "Juntas somos más fuertes", "Por mi abuela, mi mamá, hermana, sobrina, amiga... Por todas".

Continuaron hacia Las Islas, donde se reunieron con otros contingentes universitarios para luego dirigirse a la estación del metro Copilco y sumarse, a la altura de la avenida Juárez, a los colectivos, madres buscadoras y sobrevivientes camino a la plancha del Zócalo. Entraron a la Plaza de la Constitución por la avenida 5 de Mayo entonando Canción sin miedo de Vivir Quintana, un himno de protesta y feminismo que cada Día Internacional de la Mujer hace que "retiemblen sus centros la tierra al sororo rugir del amor".