Hace ya más de un par de meses que el Grupo de Servicio Social con Aplicación Directa a la Sociedad (GSSADS) fue por primera vez a la comunidad de Tetela del Volcán, municipio morelense de vocación agricultora y soberbios paisajes, para hacer una evaluación de las necesidades de sus habitantes, de los problemas que los aquejan, y de la manera en que los estudiantes y profesores que conforman al Grupo podíamos contribuir a su solución.
Se detectó que las barrancas que circundan al municipio presentaban muchos indicios de contaminación, tanto por basura como por descarga de aguas negras, que hacía que el verde frondoso que las distingue se viera diezmado en su esplendor por su indeseable presencia.
Hace unas semanas, la comunidad de Tetela y el GSSADS dimos el primer paso rumbo al objetivo principal planteado en la primera visita: el saneamiento de las barrancas. Los primeros miembros del Grupo llegaron a Tetela por la mañana del sábado, listos para dar cuatro días de su preciada semana vacacional al servicio de la comunidad tetelense.
La recepción en la comunidad fue impresionante, nos hizo sentir a todos muy honrados de poder participar en el proyecto. Ahí, se explicó a los asistentes lo que haría el Grupo durante los siguientes cuatro días: por las mañanas, construiríamos un prototipo de baño seco en un vivero municipal, que sirviera de ejemplo y guía para la eventual construcción de más baños de este tipo. Por la tarde, se impartirían pláticas informativas a la comunidad respecto a los beneficios de construir un baño seco, a la construcción de cisternas de ferro-cemento como alternativa para almacenar agua pluvial y a la milpa sustentable y los desecadores solares como medios ecológicos de optimizar la producción agrícola de la región.
Desde aquel sábado inició la construcción del prototipo, peripecia un tanto más peliaguda de lo esperado pero que no mermó el ánimo de los improvisados constructores; más tarde se dio una de las pláticas informativas y cerramos el día con una amena cena, espacio ideal para compartir las impresiones del día y las expectativas del siguiente.
El domingo se completó el grupo, y el itinerario cambió; pese a todos los imponderables que se presentaban a cada paso, la construcción del baño avanzó, la interacción con la comunidad no cesó e incluso hubo tiempo para que algunos miembros asistieran a la tradicional misa del Domingo Santo, en la iglesia de Hueyapan.
Aquel día, nos sorprendió de nuevo la gente de Tetela con su magnífica hospitalidad, pues no había acabado la rica cena en la casa de cultura municipal, cuando se escucharon las primeras notas del mariachi que amablemente nos vino a cantar. Bastó el pretexto de la despedida de las alumnas del Politécnico, quienes con brigadas odontológicas también habían ido a ayudar, para que compartiéramos la noche: UNAM, Poli y comunidad al ritmo de tonadas alegres y con un ambiente excepcional, que nos llenó a todos de energía y optimismo de cara a los dos días de trabajo que aún estaban por llegar.
El lunes nos sorprendió el alba haciendo los honores a la bandera en la plaza municipal, privilegiados asistentes al izamiento especial de ésta conmemorando el natalicio del hombre más ilustre de Guelatao. Acto seguido nos trasladamos al mirador del municipio, escenario natural impresionante que presenta una vista panorámica de toda la región, para izar la segunda bandera y dar un último respiro antes de dedicarnos por vez tercera a la construcción del baño seco. Tras terminar todo el armado de la estructura superior y haber satisfecho nuestras necesidades de alimentación, procedimos a la plática más concurrida del viaje: más de cien integrantes de la asamblea comunal de Hueyapan escucharon con atención las propuestas del Grupo para la región, y los integrantes del grupo los escuchamos a ellos expresar sus dudas, inquietudes y experiencias, lo que derivó en una retroalimentación invaluable y un sentimiento reconfortante en lo izquierdo del interior.
El martes, día último de la visita, logramos dejar el prototipo de baño listo para que la comunidad diera los últimos detalles y nos dijimos hasta pronto honrados y agradecidos, con una comunidad que nos abrió sus puertas, con un gran grupo de personas siempre dispuestas a ayudar, con la seguridad y la esperanza de que aún hay mucho por hacer, pero de que la voluntad rebasará a los retos y podremos ver, en un futuro, los frutos de un proyecto encomiable, de colaboración entre la Universidad y la raza por la que habla su espíritu.
