Por la dificultad que representa para los veterinarios captar la frecuencia o pulso cardiaco de los animales, Jorge Hugo García Tavera, Jaime Omar Hernández Gutiérrez y Roberto Hernández Bautista, del noveno semestre de la carrera de Ingeniería Mecatrónica de la Facultad de Ingeniería, desarrollaron un sistema de detección para perros y gatos.
Regularmente, los médicos veterinarios utilizan el tacto para obtener la frecuencia cardiaca, pues los aparatos (chalecos o pinzas) son invasivos e incomodan al animal; incluso en algunas ocasiones tienen que sedarlos.
El dispositivo universitario es innovador. Además de ser pequeño y ligero, se basa en un sensor y un sistema de acondicionamiento de señales con los que se consiguen los datos requeridos. No es invasivo y no pone nervioso ni perturba al paciente; con sólo colocar el sensor unos segundos en alguna parte del cuerpo del animal se obtiene el pulso.
Tener información de la frecuencia cardiaca ayuda a diagnosticar la condición física del canino o del felino, descubrir o prevenir una enfermedad y saber si está estresado.
En el caso de perros policías, de rescate, de búsqueda de narcóticos o los especializados en carreras, es fundamental este tipo de instrumentos, pues deben estar en condiciones idóneas para efectuar su actividad, dijeron los universitarios.
Modelo funcionalActualmente tienen un modelo funcional; a futuro planean implantarlo con un sistema sin cables, que opere con aplicaciones para celular y que además maneje un pequeño visualizador (pantalla) para mostrar la frecuencia cardiaca. El objetivo es fabricar un aparato más económico que los existentes en el mercado, con una presencia nueva, explicaron.
El dispositivo se desarrolló como un proyecto tentativo para la materia de Circuitos Electrónicos Lineales, donde Livier Báez Rivas es la titular y los ha asesorado. La académica, también coordinadora operadora de la carrera de Ingeniería en Sistemas Biomédicos, indicó que el pulso cardiaco forma parte de los cinco signos vitales que deben obtenerse en un ser vivo.
En el caso de los animales es un gran reto lograrlo, porque tienen mucho pelo, garras, en algunos casos plumas, y los aparatos que actualmente hay se han extrapolado del ser humano a los animales, remarcó.
Los universitarios analizan opciones para la comercialización del dispositivo. En la UNAM hay varios programas de incubadoras; además, se encuentran en la segunda etapa del concurso Emprendedores SEFI, cuyo propósito es apoyar a las mejores ideas de negocio generadas por alumnos de la Facultad de Ingeniería.
(Michel Olguín, Gaceta UNAM: 28 de noviembre 2016)