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Investigación y Vinculación
2017-03-06
Biocombustibles, opción benéfica
La doctora Alejandra Castro lidera proyecto de planta de biodiésel utilizando aceite vegetal de desecho.
Por: María Eugenia Fernández Quintero
Fotografía: Alejandra Torres Castillo
Comunicafi
Dra. Alejandra Castro González

La doctora Alejandra Castro González, académica de la División de Ingeniería Eléctrica de nuestra Facultad, informó sobre los múltiples beneficios del uso de biodiésel en México, en una rueda de prensa realizada el pasado 6 de marzo por la Dirección General de Comunicación Social.

Si bien el uso de biocombustibles es un tema polémico por el cuestionamiento que hacen ciertos sectores por las hectáreas destinadas a la siembra de caña de azúcar para el bioetanol, la doctora Castro sostiene que se trata de cantidades de tierra mínimas y marginales donde se aprovecha la biomasa desperdiciada.

En el tema de los biocombustibles, la investigadora está convencida de la excelente opción que representan los miles de litros de aceite comestible vegetal que desechan cada mes casi dos mil restaurantes de la Ciudad de México.

La doctora Castro lideró un estudio que proyecta que el consumo per cápita de aceite comestible en México para 2019 será de 11.3 litros; del mismo modo, indica que del aceite inicial empleado en los restaurantes se tira de 20 a 70 por ciento, correspondiente a los negocios que lo reutilizan y a los que solo lo usan una vez, respectivamente. Existe también la modalidad de no tirarlo y adicionarlo, como se estila en la preparación de chicharrón y carnitas de cerdo.

El agrandamiento del hígado, del timo y los riñones, enfermedades cardiovasculares, efectos sobre las enzimas que metabolizan el colesterol y toxicidad a nivel celular son algunos de los daños por el consumo de aceite quemado sobre los que alertó la doctora Castro.

Reveló que existe un mercado clandestino del aceite vegetal residual, con un costo de uno a tres pesos por litro, que en proporciones pequeñas es utilizado para hacer jabones; sin embargo, en grandes cantidades es reenvasado y vendido como limpio.

Señaló que en la Ciudad de México tal situación está por revertirse gracias a los avances de una norma ambiental local, en la que ella participó, y que establece la recolección lícita del aceite en los restaurantes especificando cantidad y finalidad. Por otra parte, la norma federal de la Secretaría de Energía (Ley de Bioenergéticos) estipula cómo se debe hacer el biodiésel y con qué calidad, en la que también colabora la académica.

Por tales motivos, la doctora Castro sugiere que se construya en cada delegación una planta de biodiésel que recolecte el aceite de establecimientos y casas para transformarlo en biocombustible, y que también tenga la responsabilidad de verificar la normatividad evitando así que llegue al mercado negro, que lo hace pasar por aceite limpio en perjuicio de la salud.

El costo de transformar un litro de aceite comestible de desecho en biodiésel es de tres pesos, y el proceso incluye retiro de sedimentos de comida, control del pH, intercambio iónico y ultrafiltración que da materia prima para la elaboración de glicerina de uso farmacéutico, cosmético y en explosivos, así como el biocombustible, que al mezclarse con diésel representa beneficios económicos y ambientales, por la reducción de un 14 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y de consumo de combustible, logrando una eficiencia de los motores. Enfatizó que la generación de biodiésel es sencilla y rápida, y que en México se produce con una calidad equiparable a la de Estados Unidos.

Anunció que la UNAM, en colaboración con la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México y la delegación Tlalpan, construirá una planta de biodiésel en Ciudad Universitaria para lo cual hace un mes se recibieron los recursos y se pretende que quede lista a finales de 2017.

Cabe destacar que en este proyecto hay participación de estudiantes de diversas carreras de ingenierías de la UNAM.