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Vida Académica
2017-03-21
Historias de la DCB
Las obras de Sebastián y la Biblioteca Rivero Borrell como joyas artísticas y arquitectónicas de la FI.
Por: Elizabeth Avilés
Fotografía: Eduardo Martínez Cuautle
Comunicafi
Arq. Luis Fernando Solís Ávila e Ing. José Manuel Covarrubias Solís

En el marco de la conmemoración del 50 aniversario de la División de Ciencias Básicas (DCB), el arquitecto Luis Fernando Solís Ávila, diseñador de la Biblioteca Enrique Rivero Borrell de nuestra Facultad, participó en la conferencia La Plaza del Bicentenario, La Leonardita y la Biblioteca Enrique Rivero Borrell, realizada en el Auditorio Sotero Prieto.

El arquitecto estuvo acompañado por el ingeniero José Manuel Covarrubias Solís, director de la FI de 1991 a 1999, en cuyo periodo se inauguraron la Plaza del Bicentenario y La Leonardita (1992), y la Biblioteca Enrique Rivero Borrell (1996).

Ambos personajes rememoraron las anécdotas detrás de dichas obras; el arquitecto Solís, desde la planeación de la Biblioteca Enrique Rivero Borrell, y el ingeniero Covarrubias, compartiendo un poco de la historia de la Facultad y del porqué del nombre de La Leonardita: en memoria a Leonardo Da Vinci, considerado por el escultor mexicano Enrique Carbajal, Sebastián, como el primer ingeniero de la historia.

El exdirector de la FI explicó que la Plaza del Bicentenario, de la cual forma parte La Leonardita, se pensó como un espacio conmemorativo del aniversario de la instauración del Real Seminario de Minería, fundado el 1° de enero de 1792.

Por su parte, Solís Ávila comentó que el proyecto de la biblioteca surgió ante la demanda de espacio tanto para los alumnos como para los libros y una vez que le fue asignado se dio a la tarea de estudiar todos los recintos que pudo, a manera de inspiración. Uno de ellos fue la Biblioteca Geisel de la Universidad de California, en San Diego, caracterizada por sus cristales llamativos y clasificada dentro de la corriente brutalista.

Invitado por el rector de esa institución para recorrer el edificio, tomó nota de aspectos técnicos, además de las opiniones y sugerencias que en su momento hicieron los alumnos, y los valorizó al momento de planear la nueva biblioteca de la FI.

La construcción del recinto, dirigida por un grupo de egresados, inició el 23 de enero de 1995 y fue inaugurado el 20 de septiembre de 1996. Concebido no solamente como un espacio de estudio, sino de reflexión, se consideró colocar en el patio céntrico de la biblioteca una escultura, y Sebastián fue el elegido para embellecer aún más el lugar con su obra.

La Columna de Ingeniería se encuentra a su vez resaltada por la luz que se filtra a través de los vitrales geométricos del maestro romano Narcissus Quagliata, quien fue recomendado por el mismo Sebastián. Ambas joyas, la escultura y los vitrales, enriquecen el ambiente y otorgan una sensación de tranquilidad en este espacio universitario, finalizó el arquitecto.