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Vida Académica
2017-10-18
Pioneras en las Ciencias de la Tierra
El acceso a la educación ha sido un mecanismo para limitar la participación de la mujer en la ciencia.
Por: Aurelio Perez-Gómez
Fotografía: Eduardo Martínez Cuautle
Comunicafi
Dra. Lucero Morelos Rodríguez

Mujeres Pioneras en la Historia de Ciencias de la Tierra en México de la doctora Lucero Morelos Rodríguez, investigadora posdoctoral del Instituto de Geología UNAM, fue la segunda ponencia del Ciclo de Investigación y Docencia 2017 de la División de Ingeniería en Ciencias de la Tierra, realizada el pasado 18 de octubre.

La doctora Morelos, licenciada en Historia por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, maestra y doctora en la misma disciplina por la Facultad de Filosofía y Letras UNAM, tienen como principales líneas de investigación: Historia de las Ciencias siglos XIX y XX, en particular la ingeniería geológica y minera en el siglo XIX en México. En la UNAM, ha colaborado en proyectos de investigación del Acervo Histórico del Palacio de Minería, de los institutos de Geografía (IG) y Geofísica, y la Facultad de Filosofía y Letras.

Autora de dos libros y de artículos en publicaciones en México y en el extranjero y coautora de Escuelas de Minas Mexicanas. 225 años del Real Seminario de Minería. Es supervisora desde 2015 del Proyecto de Rescate, Inventario y Catalogación del Archivo Histórico del IG.

Con el propósito explorar el proceso de la incursión de las mujeres en las carreras de ingeniería vinculadas con las Ciencias de la Tierra, y destacar a las precursoras en México, por medio del estudio de sus trayectorias, la doctora Morelos recordó que hasta mediados del siglo XIX, la educación para las mujeres no existía, casi todas las instituciones educativas del mundo aplicaban el Decreto de la Universidad de Boloña de 1377:

"Ya que la mujer es la razón primera del pecado, el arma del demonio, la causa de la expulsión del hombre del paraíso y de la destrucción de la antigua ley, y ya que en consecuencia hay que evitar todo comercio con ella, defendemos y prohibimos expresamente que cualquiera se permita introducir una mujer, cualquiera que ella sea, aunque sea la más honesta en esta universidad".

El cambio de paradigma se dio hasta 1830, cuando surgen en Estados Unidos las escuelas médicas exclusivas para mujeres —:que no necesariamente dependían de la universidad—:; el proceso fue "lento pero ininterrumpido. El ingreso de las mujeres a la universidad fue enmarcado en un contexto de crecientes reclamos por la igualdad de derechos y de luchas feministas", afirmó.

En las décadas siguientes, las escuelas exclusivas se replicaron en Europa (Francia, Alemania, Inglaterra, Italia, España, Bélgica y Rusia); en nuestro país fue en 1869 cuando se creó la primera escuela de niñas: la Escuela Secundaria para Personas del Sexo Femenino, que después se convirtió en la Escuela Normal de Profesoras. "Su creación fue impulsada por esferas oficiales y privadas, ya que consideraban a la educación un terreno apto para las mujeres o más apegado a los roles tradicionales de madre y ama de casa", aclaró.

Las primera universitarias mexicanas egresan en 1886, la odontóloga Margarita Chorné y Salazar, considerada como la primera profesionista en América Latina; en 1887 Matilde Petra Montoya Lafragua es la primera médica; en 1989, María Asunción Sandoval se gradúa de abogada y, un año después, Columba Rivera es la segunda médica. Sobre esta última, la conferencista leyó un texto que deja en claro algunos prejuicios que se tenían sobre las universitarias: "Quien conozca a la señorita Rivera habrá de convenir en que el saber ni mata ni envenena, que ni el estudio marchita la juventud de la mujer, ni entenebrece el alma, ni amarga el corazón, ni enluta, ni aridece los espíritus".

La doctora Morelos Rodríguez apuntó que en 1910, la matrícula total de las escuelas que integraron la Universidad Nacional de México era de mil 969 alumnos. La Escuela Nacional de Ingenieros contribuía con 232, de los cuales una era la señorita Dolores Ávila Rubio, primera alumna inscrita de la carrera de metalurgista. Sin embargo, la primera ingeniera mexicana fue Concepción de Mendizábal (1893-1985), quien se tituló en 1930 de Ingeniería Civil.

En cuanto a las primeras ingenieras en el área de Ciencias de la Tierra en México, la ponente hizo un recuento: la maestra Gloria Alencáster Ybarra (1948, Biología), emérita del Instituto de Geología de la UNAM; Josefa Cuevas de Sansores (1950, Geología), la maestra Enriqueta García Amaro (1956, Topografía e Hidrografía), Carmen Pedrazzini de Schlaefer (1961, Geología), Amelí Mellado Vázquez (1962, Ingeniería Petrolera) primera jefa de la Sección de Recuperación secundaria de Yacimientos de Pemex y Guadalupe Gómez García (1966, Geología). En 1980 con la tesis Sismicidad en Acambay, Estado de México. El temblor del 22 de febrero de 1979, se titula de Geofísica Luciana María de los Ángeles Astiz Delgado; el siguiente año, concluye sus estudios en Minería y Metalurgia con la tesis Explotación del yacimiento de manganeso los encinos del distrito minero de Molango, Hidalgo María Alba Paz Molina, primera gerente de Concesiones Mineras en Grupo México.

Comentó que el camino ha sido arduo y laborioso, pero la situación actual no es muy halagüeña: la mujeres ingenierías sólo representan el 16 por ciento de la matrícula total del país, el 20 por ciento de las empleadas del sector de hidrocarburos, 40 en el sector minero en México —pero sólo el uno por ciento son presidentes de empresa—, el 36 en el Sistema Nacional de Investigadores, el 23 en la Academia Mexicana de Ciencias y el 10 por ciento en la Academia de Ingeniería.

Finalmente, la doctora Morelos Rodríguez aseguró que hay barreras sociales, institucionales y culturales que debemos destruir para mejorar el acceso a la educación, "el cual han sido tradicionalmente un mecanismo para limitar la participación de la mujer en la ciencia y la ingeniería".