Nacida en el Grupo de Servicio Social con Aplicación Directa a la Sociedad (GSSADS), la Milpa Sustentable es sin duda uno de los proyectos que ha mantenido su vigencia, llegando año con año a más mexicanos. Con esta alternativa, que hace más eficiente la producción de maíz, este equipo de la FI, bajo la coordinación del doctor Gabriel Moreno Pecero, combate las condiciones de marginación en que viven las familias campesinas, ya que su alto rendimiento y bajo costo la hacen un gran sistema productivo.

Además, los 72 estudiantes que conforman el GSSADS buscan poner remedio al déficit de casi 8 millones de toneladas de maíz que hay en nuestro país, lo que nos obliga a importarlo, impulsar la conservación de las distintas variedades de maíz tradicional mexicano, fomentar la producción de vegetales orgánicos y la seguridad alimentaria familiar, y mejorar la calidad de vida de quienes cultivan.

Esta alternativa que el GSSADS ideó para los campesinos les permite romper con el esquema de temporalidad, evitar el estrés hídrico, generar un óptimo desarrollo biológico en un menor tiempo, abatir costos de producción y aumentar el rendimiento anual, por lo que a menudo visitan distintas comunidades para informar a sus habitantes sobre sus principios y fundamentos.

Entre los lugares hasta ahora beneficiados se cuentan distintas localidades del Estado de México, Puebla, Tlaxcala e Hidalgo: Nepantla, Chignahuapan, San Pablo del Monte, Huatlatlauca, Rafael Lara Grajales, Pahuatlán, Tehuacán, Atlixco, San Antonio Cañada, Ixtlahuaca, San Felipe del Progreso, Acaxochitlán, dando un total de 1,460 familias integradas al proyecto.

Tal ha sido el éxito de la Milpa Sustentable que en 2016 tuvo su primer expo en Pahuatlán, Puebla, con diversas actividades de difusión, culturales y recreativas. Además, por un año el Museo de las Culturas Populares le abrió un espacio, en el marco de la exposición La Milpa. Tiempo y espacio sagrado, donde se colocó una parcela demostrativa.

Para los jóvenes universitarios estas experiencias se traducen en una formación integral de calidad, tanto en el ámbito profesional como en el personal, una sensibilización respecto a la situación de nuestro país y las problemáticas que enfrenta, y en el desarrollo de habilidades, entre ellas el cómo trabajar en un equipo multidisciplinario. Mientras que a Carlos López Vargas, Ricardo Becerril González y Jesús León Soriano les valió la obtención de la Medalla Gustavo Baz Prada, que se otorga a alumnos que se hayan distinguido por llevar a cabo un servicio verdaderamente social que mejore las condiciones de vida de la población menos favorecida.