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Vida Académica
2019-03-08
Dra. Alejandra Castro, Premio Sor Juana
Hacer bien las cosas invariablemente para que lo que hable de ti sea tu esfuerzo y profesionalismo.
Por: Aurelio Perez-Gómez
Fotografía: Eduardo Martínez Cuautle
Comunicafi
La doctora Castro en clase en el Laboratorio de Investigación en Producción y Utilización de Biocombustibles

Gracias a sus dos pasiones más grandes en la vida, la investigación y la enseñanza, la doctora Alejandra Castro González recibió el reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz, galardón otorgado anualmente desde 2003 a las profesionistas más destacadas en los campos de docencia, investigación y difusión de la cultura en la Universidad Nacional Autónoma de México, consistente en una medalla y un diploma con la imagen de la Décima Musa, que se entrega el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

La doctora Castro es originaria de la Ciudad de México, sin embargo, tras los sismos de 1985, ella y su familia emigraron a Orizaba, Veracruz, donde realizó sus estudios de Química-Farmaceútica-Bióloga en la Universidad Veracruzana (1988 a 1992) y de Maestría en Ciencias en Ingeniería Química con especialidad en Control Ambiental en el Instituto Tecnológico de Orizaba: "Ingresé a la maestría con el único propósito de titularme de la licenciatura a través de la modalidad por estudios de posgrado y así poder trabajar en el Instituto Mexicano del Seguro Social como laboratorista clínico, no me importaba mucho terminarla. Sin darme cuenta, mientras avanzaban los semestres, los temas ambientales y energéticos me parecían cada vez más interesantes, hasta convertirse en una pasión". En esa época conoció a la doctora María del Carmen Durán Domínguez de Bazúa, quien ha sido esencial en su formación, un arquetipo profesional y su madre académica.

Un proyecto coordinado por la doctora Durán le permitió seleccionar el tema de su tesis sobre el diseño, construcción, arranque y puesta en marcha de un reactor anaerobio para la estabilización, manejo y disposición de los lodos biológicos generados en una planta de tratamiento de aguas residuales en el Ingenio Central Motzorongo, Veracruz, la cual trabajó en el Laboratorio de Ingeniería Química Ambiental de la Facultad de Química, UNAM. "Gracias a esta tesis encontré mi vocación, me ha motivado a continuar mis estudios de posgrado y a realizar proyectos de investigación; descubrí de lo que podía ser capaz y que las crisis y los problemas en la vida existen para crear progresos".

Inició su actividad docente en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Estado de México: "Una gran experiencia, por un lado, me enseñaron a dar clases y por otro, me di cuenta de que existen varios paradigmas educativos. Por ejemplo, en dicha institución tienen un enfoque más comercial y conceptualizan a los alumnos como clientes y a los maestros como facilitadores del proceso; en cambio en la UNAM, tenemos una visión multidimensional de los estudiantes, se les considera participantes activos de su propia formación", explicó.

Académica en la FI

La doctora Castro se incorporó a la Facultad de Ingeniería mediante el Programa de Fortalecimiento Académico para las Mujeres Universitarias, cuyo objetivo primordial es impulsar, promover, difundir y fortalecer la más amplia participación de la mujer en la UNAM. Fue creado por el rector Juan Ramón de la Fuente, el 8 de marzo de 2006.

Su idea de la actividad docente, comentó, es enseñar a sus alumnos a realizar ingeniería aplicada, enfrentándolos a problemas reales para que puedan resolverlos y encuentren la mejor solución a partir del contacto físico con la situación; no le interesa abordar temas o teorías para recabar información, sino que los estudiantes les den una dimensión social, práctica y actual a sus trabajos y que comprendan sus alcances, repercusiones y sean capaces de entender que para que tengan un mayor impacto: "deben de hacer su trabajo con entrega y con el corazón".

Explicó que lo más importante para ella es formar de manera integral profesionales en el área, capaces de desempeñarse en grupos multidisciplinarios y que aporten a la sociedad sus habilidades, actitudes y valores. Ha impartido más de 45 cursos en licenciatura, 36 en maestría, nueve a profesores, siete en especialidad y dos diplomados enfocados a biomasa y biocombustibles; a la fecha, ha dirigido cerca de 70 tesis de licenciatura y maestría.

La docencia, una vocación

Para la doctora Alejandra Castro la docencia es cardinal: "Creo que mi misión en la vida es transmitirles a las nuevas generaciones el respeto por la naturaleza y la importancia de aprovechar y reciclar los desechos y a partir de éstos lograr generar energía". Una de sus prioridades es que los alumnos encuentren su verdadera pasión: "No todos tenemos que ser maestros o doctores, nuestro país necesita profesionales bien preparados de todos los campos del conocimiento, dispuestos a hacer lo necesario para lograr un mejor futuro; sin desafíos la vida es una rutina".

En 2017 fundó el Laboratorio de Investigación en Producción y Utilización de Biocombustibles (LAEL), el cual está acorde con las necesidades de la sociedad, el ambiente, la técnica, la economía y la ética en escenarios reales nacionales e internacionales.

La profesora Castro ha sido líder de 23 proyectos de investigación enfocados al aprovechamiento de biomasa y su conversión en energía térmica, eléctrica o mecánica, lo que le ha valido ser invitada especial para impartir 64 ponencias en reuniones y congresos nacionales e internacionales. Dentro de sus logros más importantes está la innovación de seis desarrollos tecnológicos sobre plantas de biomasa para su conversión en energía que se encuentran en la UNAM lo que le ha permitido estrechar los vínculos con las secretarías de Energía y la de Medio Ambiente de la Ciudad de México para la elaboración de normas estatales y federales.

La galardonada con el Premio Sor Juana 2019 aseveró que todo lo obtenido hasta hoy la llena de orgullo. "Lo mucho o poco que he alcanzado es el resultado de mi entrega y trabajo; siempre me he guiado con la máxima hacer bien las cosas invariablemente para que lo que hable de ti sea tu esfuerzo y profesionalismo".

Asimismo, agradeció a su madre Yolanda González, egresada de la Escuela Nacional de Enfermería, UNAM, quien le enseñó a amar a esta institución desde niña y ha sido su apoyo incondicional siempre y todo lo logrado se lo debe a ella, porque le enseñó a no permitir que nadie le diga: "no puedes".

Finalmente, la doctora en agradecimiento a las mujeres que la han inspirado en su vida, y con el deseo que aquellas que lean esta entrevista remueven la fortaleza que todas "tenemos a dentro", comparte un texto de Alfonso Heredia:

No preciso que me empoderen, que me permitan, que me cuiden, que me dirijan o que me acompañen. Solo preciso transitar en este espacio que siempre fue mío, cruzando cada tierra y cada mar que me apetezca. Preciso impregnarme de sudor al escalar cada montaña y mirar desde su cúspide con el delicioso sabor de la conquista. Preciso compartir cada desafío, cada ilusión, cada éxito y cada fracaso al tiempo que escribo mi propio destino.