Dentro del Ciclo de Conferencias de Investigación y Desarrollo 2019, organizado por la División de Ingeniería en Ciencias de la Tierra (DICT) de la FI, se llevó a cabo, el pasado 27 de marzo en el salón C-404, la ponencia ¿El fracturamiento hidráulico limitará el agua en el Noreste de México? del doctor Antonio Hernández-Espriú, profesor de la DICT, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia de Ingeniería.

El ponente subrayó que el fracturamiento hidráulico (FH) o fracking por ser un tema muy polémico, era pertinente recordar la frase del doctor Jean Philippe Nicot: Decisions on Hydraulic Fracturing Must Be Science-Based (las decisiones sobre la fracturación deben estar basadas en la ciencia), y precisó que su trabajo académico busca actualizar las limitaciones de agua en la explotación de shale gas/oil en el Noreste del país -zona colindante el Eagle Ford de Texas-, y desarrollar una metodología.

Agregó que en estudios recientes de la Administración de Información Energética de Estados Unidos plantea que en el mundo existen 137 Plays (Conjunto de campos) en 95 cuencas de 41 países; de los cuales sólo cuatro -EUA, Canadá, China y Argentina- los explotan de forma comercial, y que nuestro país ocupa el sexto lugar mundial en este tipo de recursos recuperables.

Explicó que los Play no convencionales en Texas han tenido un incremento exponencial en los últimos 10 años; por ejemplo, en 2008 eran 32 pozos; en 2014, 11 mil, y el año pasado llegaron a 18 mil con una producción promedio de mil millones de barriles diarios.

Por otra parte, considera que el consumo del agua para el FH debe tratarse con rigor por ser un proceso agresivo con el medio ambiente y con un alto impacto, ya que se utiliza alrededor de 37 mil metros cúbicos de litros en cada pozo. "Los resultados iniciales de nuestra investigación muestran que en el 35-40 por ciento de los bloques de la Comisión Nacional de Hidrocarburos podrían afectar compromisos hídricos futuros, a partir de escenarios hipotéticos de 50 pozos de shale gas/oil por bloque".

Indicó que existe un problema mayor del cual se habla poco: el agua producida -agua inyectada al subsuelo para el proceso de la fracturación hidráulica y se recupera con hidrocarburos-, para la cual se deben buscar nuevas formas de tratamiento o reutilización. Además, es necesario considerar los efectos negativos del FH asociados a escenarios extremos de cambio climático y sismos.

Su estudio concluye que no debe utilizarse una única fuente de agua para el FH, sino que hay que diversificarla. Aseguró que el agua subterránea condicionará en gran medida el éxito o el fracaso en la explotación de los recursos petroleros no convencionales y de la sustentabilidad hídrica en los plays de shale gas/oil ubicados en zonas áridas.

Finalmente, subrayó la necesidad de formar un panel de expertos en la materia de agua-energía no convencional que se encargue de asesorar a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente y a las comisiones nacionales del Agua y de Hidrocarburos. De igual forma, se deben crear leyes y normas para que las empresas privadas explotadoras de recursos no convencionales entreguen reportes detallados (cada etapa, fuentes de agua utilizadas en cada pozo, componentes químicos y concentraciones empleadas en el fluido) para llevar un control estricto que permita tomar decisiones informadas.

En su intervención el doctor Enrique Alejandro González Torres, jefe de la DICT, señaló que este ciclo y demás actividades que realiza su división tienen como propósito que los participantes vivan, colaboren y formen un criterio propio en una atmósfera académica plural, en la que no importe cuál es su campo de conocimiento, dado que los temas son multidisciplinarios y deben ser estudiados desde diferentes ángulos. "Considero que la única manera de transformar la realidad es analizándola y buscando soluciones innovadoras", concluyó.