Ariel Goldin Markovich, ingeniero mecánico por la FI, dictó la conferencia La Peligrosa Contradicción de la Innovación y el Clima, en la que detalló algunos temas contenidos en su tesis Innovación en tecnologías para la adaptación al Cambio Climático como herramienta para la búsqueda de bienestar en México, la cual resalta las implicaciones y retos tecnológicos que el país debe resolver ante el inminente calentamiento global.

El ponente se refirió a diversas acciones, como los acuerdos de la Cumbre del Clima de París (COP21, 2015) para limitar emisiones de gases de efecto invernadero (donde México se comprometió a reducirlas al 35 por ciento), mantener la temperatura de la Tierra por debajo de los 2 grados centígrados, en 1.5, y el impulso a la energía solar (2016), ya que los bajos costos la hacían viable, en nuestro país resultó en la construcción del parque Aura Solar en Baja California Sur.

El optimismo duró poco, pues en la Cumbre de Marrakech 2016 diversos eventos (el cierre del parque Aura Solar, las evidencias científicas que afirmaban que los compromisos del COP21 eran insuficientes y el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos) significaron un retroceso, ya que tan sólo se lograron plantear dos ejes de acción: la mitigación y captura de carbono, y la adaptación y resiliencia mediante sistemas resistentes que eviten más pérdidas y daños.

Ante esta situación, el ponente recordó que prefirió reenfocar la investigación de su tesis: "Encontré que estamos a un grado del calentamiento global y a 0.5 de sobrepasar el 1.5°C; que se ha descongelado el 42 por ciento del hielo ártico y se estima que entre el 2030 y 2050 se vivirá el primer verano sin hielo en esa zona; anualmente 200 especies se extinguen en el planeta, lo que se suma a la pérdida de biodiversidad (83 por ciento de mamíferos salvajes terrestres y acuáticos y 50 de la masa vegetal). Cuando se alcance el 1.5 desaparecerá el 80 por ciento de corales y al llegar a 2 el 99 estará extinto, aunado a que el mar incrementará tres veces su nivel actual", detalló el ingeniero Goldin.

Es un panorama desalentador, agregó, pues actualmente nos encontramos 212 por ciento más de los niveles de emisiones necesarios (26.5) para mantener la temperatura por debajo de 1.5, de seguir así y a pesar de que todos los países (México está imposibilitado) sumen esfuerzos y cumplan con sus objetivos de mitigación entre 2035 y 2050 se sobrepasaría ese nivel.

Precisó que en México los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes, ha aumentado la temperatura, las ondas de calor, el nivel del mar; disminuido el rendimiento agrícola, la biodiversidad y las cosechas; hay mayores sequías, inundaciones, deslaves y transmisión de enfermedades, entre otros: "No hay datos puntuales publicados por científicos mexicanos sobre las pérdidas que podemos enfrentar", aseguró.

México está en el sitio 75 de vulnerabilidad global (Suecia el menos vulnerable) y en el 5 en América Latina. Nuestro país, detalló, tiene factores que lo limitan ante el cambio climático: pobreza, kilómetros de litoral, comparados con la OCDE, se encuentra en los últimos lugares de los indicadores de innovación (56), y que a pesar de contar con más graduados en ciencia y tecnología (19) es el que tiene menos publicaciones (86), exporta e importa alta tecnología pagando propiedad intelectual y sin inversión privada.

"En 2017 México generó más de 18 mil patentes, pero sólo mil 334 fueron de mexicanos residentes en el país, los demás fueron de empresas extranjeras. En esa lista, la UNAM se ubicó entre los primeros lugares, la FI produjo dos o tres en ese año; estos indicadores en innovación se deben a que el porcentaje de inversión pública en investigación y desarrollo es solamente del 5 por ciento", puntualizó el joven ingeniero.

De acuerdo a los compromisos internacionales, los países más desarrollados deben ayudar a los más vulnerables mediante la transferencia tecnológica, convendría, opina Ariel, que México comience a desarrollar tecnología de adaptación para enfrentar el calentamiento global y exportarla, así generaría una nueva industria y empleos, y disminuiría su vulnerabilidad y desigualdad.

Mencionó diversas tecnologías de adaptación, en el Biorock (pérdida de hábitat y erosión costera) se utilizan energías renovables para reciclaje y se construyen barreras costeras para limitar el impacto hidrometeorológico; un sistema de control adaptativo para aplicarlo a muchos bancos de peces y reducir casi el cien por ciento el consumo de agua de una piscicultura normal, tecnologías de ingeniería mecánica para garantizar la agricultura de temporal, ante el aumento de sequías; para reducir las fugas de agua en tuberías de la CDMX y la distribución desigual que causa, se creó un biopolimero para reparar sin destapar las tuberías, y se busca crear infraestructura con características de adaptación (sustentable) en las ciudades con mayor población, entre otras.

"Conviene que la adaptación se realice a través de los gobiernos, no obstante, es necesaria la participación de todos los actores: gobierno, sector privado, academia, organismos internacionales población y sociedad civil, no es exclusiva de los grandes centros de investigación. El desarrollo tecnológico toma tiempo, por ello debemos empezar lo antes posible (más tesis y laboratorios de investigación enfocados en este tema) y potenciar la capacidad de desarrollar tecnologías para la adaptación. Las nuevas generaciones tenemos que participar en la solución de esta problemática", concluyó Goldin.