Del 30 de septiembre al 3 de octubre, se llevó a cabo el segundo Ciclo de Conferencias Planificación, Evaluación y Regulación de Infraestructura y Servicios para el Bienestar, organizado por el grupo de trabajo de académicos y estudiantes de la Facultad de Ingeniería LAPEI en el Auditorio Barros Sierra.

En la inauguración, el doctor Edgardo Ulises Benítez Eslava, director del Laboratorio de Planificación, Evaluación y Regulación de Infraestructura (LAPEI), explicó que el grupo se formó con el fin objetivo de realizar investigación en torno al impacto de la planificación de infraestructura como motor de desarrollo y bienestar, y que su metodología se basa en el estudio de ésta en los países con los indicadores de desarrollo humano más alto: coeficiente de Gini, salario medio anual, eficiencia logística, escolaridad, nivel de vida de los habitantes, tasa de desempleo, y el PIB y su porcentaje destinado a infraestructura. La finalidad es establecer relaciones de causalidad que sean de utilidad para el estudio del caso mexicano.

Entre sus hallazgos, destacó ciertos factores que no son de carácter técnico, pero son fundamentales para la eficacia de los procesos de planificación: la voluntad de los ciudadanos para participar en dichos procesos y la de los gobiernos por tomarlos en cuenta, la profundidad con que los ciudadanos conocen los problemas socioeconómicos y la vocación de las poblaciones y territorios para desarrollar actividades económicas de acuerdo a sus características y deseos.

En la primera conferencia, Planeación, Ejecución y Evaluación de los Aeropuertos en México, el ingeniero Federico Dovalí Ramos, quien cuenta con más de 50 años de experiencia en el tema, abordó el desarrollo de la infraestructura aeroportuaria en el país, comenzado en la época de la Segunda Guerra Mundial, con un convenio por el cual Estados Unidos construyó aeropuertos en territorio mexicano como defensa contra posibles invasiones de Japón o Alemania, y que posteriormente fueron entregados al gobierno nacional.

Entre las problemáticas en la planeación y construcción de aeropuertos, destacó que no se ha sabido promover la experiencia de técnicos mexicanos, un problema que se agudiza con el tiempo, pues las instalaciones son cada vez más complejas y requieren mayor capacitación de la cual carece el personal del país.

Sobre la cancelación del Aeropuerto Internacional en Texcoco, comentó que, si bien desde el punto de vista ingenieril era factible superar las dificultades técnicas para su construcción, la locación no era adecuada por el costo y que existen terrenos más favorables. En cuanto a si la decisión de construir uno en Santa Lucía y conservar el aeropuerto actual es correcta, dijo que sólo será posible saberlo dentro de varios años.

Al final la conferencia, concluyó que un aeropuerto es una parte de la infraestructura de transporte y que su construcción se justifica únicamente, si se beneficia la mayor parte de la población por preferir usar un avión a un medio terrestre para recorrer un trayecto determinado, y que implementarlos por otras razones implica consecuencias negativas tanto económicas como sociales.