Con la finalidad de reflexionar sobre la paridad de género, la incorporación de las mujeres en la ingeniería y sus contribuciones al conocimiento, la División de Ciencias Sociales y Humanidades organizó la conferencia Mujeres Ingenieras, el pasado 12 de marzo en el auditorio Javier Barros Sierra, a cargo de la doctora Luz Lazos Ramírez, académica de la FI.
La ponente comenzó citando los principios para una sociedad culturalmente diversa, del pensador mexicano Luis Villoro, los cuales se centran en la perspectiva del otro "en su igualdad y diversidad, reconociéndolo en el sentido que él mismo ha asumido", y que representan, a su vez, el preámbulo para enfrentar la exclusión social.
Dicha exclusión, mencionó, se ha dado a lo largo de la historia principalmente hacia las mujeres. Ejemplificó con los casos de las afroamericanas en Estados Unidos y el del acceso a la educación universitaria en México a mediados del siglo XVIII. Refirió, además, que, pese a la gradual apertura de oportunidades y a la actual matrícula de la UNAM, constituida equitativamente por mujeres y hombres, existen carreras como Ingeniería con una profunda brecha laboral, en la que por cada diez hombres hay una mujer con un salario 20 por ciento menor en el mismo puesto.
Para exponer cómo la exclusión se ha enfrentado históricamente, la doctora aludió a la propuesta de Wiebe Bijker y Trevor Pinch, sociólogos europeos que estudiaron la invención de la bicicleta y sus transformaciones ante las exigencias sociales. Para ellos, todas las invenciones tecnológicas se crean dentro de una sociedad y no pueden separarse, y como elementos clave identificaron que siempre hay un grupo social relevante con poder en un marco sociotécnico.
Cuando la bicicleta surgió a principios del siglo XIX, explicó, fue un invento diseñado para hombres que representaba status y virilidad, pero cuando ganó relevancia deportiva y con fines recreativos, las mujeres acaudaladas de la época exigieron ser tomadas en cuenta y fue así como aparecieron los primeros modelos para uso femenino. Poco a poco se hizo más accesible a otros sectores de la sociedad y es un claro ejemplo de la lucha contra la exclusión, concluyó.