En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25N) se llevó a cabo el conversatorio: Violencia de Género en Espacios Masculinizados de las Ciencias STEM, como parte de las acciones que realizan en la Facultad de Ingeniería su Comisión Interna para la Igualdad de Género (CINIGFI) y la División de Ingeniería en Ciencias de la Tierra para reducir esta problemática.
La maestra Isabel Domínguez Trejo, ponente y moderadora, acotó que el término STEM se refiere, por sus siglas en inglés, a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, áreas que se han señalado tradicionalmente como "masculinas", con una notoria baja presencia de mujeres. Esta inequidad repercute de forma negativa tanto a las economías como al pleno desarrollo social por lo que garantizar la equitativa participación de las mujeres es un objetivo destacable en sí mismo, en el que la FI se enfoca en la actualidad.
La maestra compartió el esquema del iceberg de la violencia de género, un referente en el cual se señalan diversas manifestaciones de la violencia, dividida en formas sutiles e invisibles (anulación, menosprecio, humillación, control, humor sexista) y visibles y explícitas (insultos, gritos, abuso, amenazas, golpes, asesinato), para que los asistentes pudieran identificar las múltiples caras de la misma moneda.
Es de conocimiento general que desde sus inicios la Facultad de Ingeniería se ha constituido por una amplia mayoría masculina; sin embargo, en los últimos diez años, se han implementado más acciones para incrementar la presencia de alumnas: de 19 por ciento en 2010 subió al 25 por ciento en 2020. En cuanto a personal académico y administrativo, las mujeres representan apenas el 10 por ciento del total, por lo que aún queda camino por recorrer.
Las participantes compartieron algunos de los desafíos que han enfrentado en su búsqueda por mayores oportunidades académicas y laborales, donde persiste una serie de obstáculos, muchos todavía por identificar, para así elaborar políticas encaminadas a su eliminación, pues coincidieron en que han sufrido expresiones sutiles e invisibles de la violencia, a menudo minimizadas.
Fernanda Carrillo, egresada de Ingeniería Geológica, aseveró que aunque durante su estancia en la FI no tuvo inconvenientes, el campo laboral fue diferente. Las miradas incómodas, abrazos indeseados, chistes fuera de contexto, el menosprecio a su desempeño profesional y la necesidad de "demostrar" sus capacidades cuando sus contrapartes masculinas se asumían competentes a pesar de tener las mismas credenciales, fueron algunas situaciones cotidianas para ella y sus compañeras. Al probar su talento algunas circunstancias desaparecieron, mientras que otras continuaron en esta lucha desigual que las mujeres enfrentan en su desempeño profesional. Por ello, Fernanda sugirió a la FI la implementación de talleres dirigidos a docentes y alumnos para identificar las agresiones, desde la perspectiva de la víctima y el victimario, así como espacios para compartir experiencias, reflexionar y tomar acción.
Nancy Patiño, del último semestre de Ingeniería Geológica, relató la desagradable experiencia que tuvo su primer día en la FI: el profesor, sorprendido porque en el grupo la mayoría eran mujeres, las increpó con preguntas fuera de lugar, como su razón para estar ahí, asegurando que los únicos motivos debían ser conseguir marido o evitar sus "obligaciones" domésticas.
Este desagradable suceso no minó su ánimo, pero se encontró con una situación peor: el acoso por parte de un laboratorista que la orilló a dejar sus estudios. Por fortuna, pudo retomarlos con el apoyo de su División y el acompañamiento durante el proceso contra el acosador. A pesar de que no fue rescindido de su puesto por "falta de antecedentes", recalcó la importancia de seguir los protocolos y procesos para dejar constancia y evitar que más compañeras pasen por estas penosas situaciones.
Nancy, quien ha participado en trabajos de sensibilización comunitaria, compartió parte de su admirable labor como divulgadora de la ingeniería en poblados rurales, donde ha inspirado a niñas y jóvenes que la ven como un ejemplo para atreverse a estudiar carreras relacionadas con las matemáticas. Propuso que al menos una vez al semestre se tome una clase específica para hablar sobre violencias y cómo actuar al ser víctima e identificar a un victimario.
La doctora Paulina Gómora, coordinadora de Ingeniería Petrolera en la FI y funcionaria de Pemex, entiende de primera mano las experiencias de sus compañeras, con las que coincide. Relató la repulsiva historia de acoso que sufrió por parte de un colaborador de la FI que ha promovido proyectos de vinculación quien, durante una conversación profesional, cambió el tono y le propuso situaciones desagradables. Al recibir una negativa se vuelve violento y amenaza con cancelar sus proyectos, sin embargo, la doctora no se intimida y lo desafía, y el aludido se retracta y vuelve a cambiar su actitud.
La coordinadora subrayó la importancia de la visibilización de acciones que manifiestan distintos grados de violencia, tan lamentablemente frecuentes que pasan desapercibidas, o que podrían calificarse desde una lente externa como "halagos", así como actos de violencia verbal muy comunes en el día a día de la FI.
La doctora Laura Mori narró su integración a la FI como la primera mujer profesora de carrera en la División de Ingeniería en Ciencias de la Tierra, en 2014. Al igual que sus compañeras, ha sido víctima de violencia sutil, principalmente dudas y descalificaciones sobre su talento, a pesar de estar respaldada por una amplísima trayectoria académica fuera y dentro de la UNAM, donde cuenta con PRIDE nivel D.
Durante su primer año de trabajo decidió tener un bebé y aunque no recibió comentarios explícitos, le preocupaba cómo la maternidad impactaría negativamente en su labor profesional. Principalmente se enfrentó a situaciones donde, a pesar de estar en el ambiente laboral, se le dejaba de lado como científica y sólo resaltaban su vida familiar, lo cual no ocurría con colegas masculinos en su misma posición.
Además, su etapa como madre le permitió notar la falta de espacios para la lactancia en la FI, lo cual ayudaría a las alumnas y trabajadoras a continuar sus labores. Compartió la opinión de sus compañeras sobre las otras acciones que debería tomar la FI para ayudar a resolver tan apremiante problema.
La CINIG-FI está integrada con la representación de diferentes miembros de la comunidad, cuyo objetivo es generar propuestas y acciones encaminadas a la prevención y erradicación de la violencia de género.