Después de año y medio del inicio de la crisis sanitaria global, el ambiente festivo regresó a la Ciudad de México con un desfile de carros alegóricos, personajes y alebrijes inspirados en los fieles difuntos, realizado el pasado 31 de octubre en calles céntricas. En medio de la algarabía, el icónico Palacio de Minería (PM) reabrió sus puertas para celebrar su tradicional Concierto para Día de Muertos (que data de 1997), con aforo de 80 personas, que obtuvieron sus boletos en la página web de la Orquesta Sinfónica de Minería (OSM).

La cita fue en punto de las 16:30 h, el Patio de la Autonomía, escenario del acto, recibió a los 41 artistas del Coro y la Orquesta de Cámara de Minería, ataviados con máscaras de calavera, túnicas y trajes negros, para que interpretaran melodías y cantos mortuorios en honor a los fieles difuntos, víctimas de la COVID-19.

Bajo la batuta del maestro Óscar Herrera, 27 coristas de las facultades de Ingeniería, Química y Medicina, y de la ENALLT, así como 14 músicos de la OSM, interpretaron diez obras (en poco menos de una hora) de reconocidos compositores iniciando con la Marcha fúnebre con la que Benjamin Britten rindió homenaje a su maestro Frank Bridge.

Continuaron con el estreno del poema sinfónico Danse macabre, Op. 40, de Camille Saint-Saëns (arreglos de Óscar Herrera), inspirado en la composición literaria de Henri Cazalis que fusiona la leyenda de la muerte tocando el violín con la tradición tardía medieval Danza de la Muerte, en la que todos son iguales, desde el rey al campesino, y los lleva a bailar hasta la tumba.

A estos temas se sumaron Ah! se intorno a quest'urna funesta, de la ópera Orfeo y Eurídice (Christoph Willibald Gluck); Alle Menschen müssen sterben (Todas las personas morirán, Johann Sebastian Bach), Il bianco e dolce cigno (El blanco y dulce cisne, Jacob Arcadelt), Der Tod und das Mädchen, D531, (La muerte y la doncella, Franz Schubert), Libera me, Domine, de morte aeterna (Líbrame Señor de la muerte eterna, Gabriel Fauré), Dies Irae y Réquiem aeternam de la Misa de Difuntos (Wolfgang Amadeus Mozart).

La presentación concluyó con Dios nunca muere, del compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá.

En torno a la creación de este vals hay varias historias: el autor, enfermo y sintiendo que podía morir, lo escribió como una ofrenda a Dios; que recibió dinero de su compadre, el flautista José Maqueo, o que la comunidad de Tlacolula le pagó 12 pesos para que dedicara un tema a Santa María de la Asunción.

El concierto cumplió con las expectativas de los presentes, quienes coincidieron en que fue un gran acierto rendir homenaje, con obras magníficamente interpretadas, a la memoria de los fallecidos por culpa de la pandemia.

En entrevista, el maestro Herrera expresó que los meses de encierro, si bien difíciles, no fueron obstáculo para ensayar, e incluso realizaron algunos conciertos en línea, aunque nunca se compara con estar en vivo frente al público: "Son sentimientos encontrados, por un lado, la tristeza por las pérdidas irreparables y el haber estado tanto tiempo lejos; por el otro, la felicidad de regresar, de compartir lo que más nos gusta, hacer música", enfatizó.

Aplaudió la entrega y la dedicación de los estudiantes que participan en los coros: "A pesar de tener una fuerte carga académica, se dieron tiempo para ensayar, en ocasiones más de ocho horas seguidas, fue un trabajo extenuante, pero al final gratificante". De igual forma agradeció el apoyo de la Academia de Música del Palacio de Minería, dirigida por Luis Antonio Ascencio Almada, para que el concierto tuviera público, por traer a los músicos de la OSM y producir un video, transmitido el pasado 2 de noviembre, el cual lleva más de 20 mil reproducciones, "fue una labor grandiosa", puntualizó.

Para finalizar, el también director del coral Ars Iovialis de la Facultad de Ingeniería comentó que se analiza la posibilidad de realizar un concierto para celebrar las festividades navideñas; sin embargo, esto dependerá de las condiciones sanitarias que prevalezcan en la CDMX. "Todavía no se confirma; lo cierto es que los estudiantes de los coros, los músicos y su servidor ¡seguimos en pie y estamos de regreso!".