El pasado 10 de diciembre, se realizó en línea la ceremonia de premiación de la décima edición del Concurso de Cuento "González López de Haro". Tras dar la bienvenida al jurado calificador, integrado por las maestras María Cuairán Ruidíaz y Margarita Puebla Cadena, y el ingeniero Pablo García y Colomé, así como a los estudiantes, funcionarios y académicos invitados, el maestro Juan Carlos Cedeño Vázquez, titular de la Coordinación de Programas de Atención Diferenciada para Alumnos, subrayó que este certamen busca enaltecer nuestro idioma, y reconocer el talento de los estudiantes y la unión de las humanidades y la ingeniería.
La maestra Claudia Loreto Miranda, secretaria de Apoyo a la Docencia, explicó que este concurso, cuya primera edición fue en 2011, lleva actualmente el nombre del querido ingeniero Gonzalo López de Haro, quien falleció el 4 de octubre de 2019, en reconocimiento a su entusiasta participación como jurado desde el principio, aportando con gran acierto y sencillez sus comentarios y observaciones con los demás integrantes.
"El ingeniero López de Haro fue un amante de las letras y la cultura, ferviente y entusiasta promotor de la formación de las nuevas generaciones; reconocía la calidad de los cuentos de los estudiantes y el talento e imaginación que demostraban en su prosa. En el prólogo que él redactó en la publicación de los cuentos ganadores de la primera edición escribió: Puedo constatar que la participación de la comunidad estudiantil de la Facultad rebasó por mucho las expectativas y la agradable sorpresa no sólo fue la cantidad de textos participantes, sino también los buenos niveles de calidad de muchos de ellos. [...] ¿El jurado fue objetivo?, la verdad es que no lo fue, no podía serlo, su fallo se sustentó en la discusión subjetiva de los valores percibidos por cada uno de sus miembros en cada cuento [...]. En lo que sí hubo unanimidad y alegría fue en constatar la abundancia y variedad de las muestras del talento", puntualizó la funcionaria.
En esta edición participaron 82 estudiantes de diferentes carreras de la FI, de los cuales resultaron nueve finalistas: El ruido (Juan Carlos Cárdenas Mendoza), Aurora (Julio Gonzalo Cervantes Bazán), Luvia a mitad de la noche (Efrén Antonio Hernández Jiménez), Isabella (Wendy Olloqui Rodríguez), Sentir (Mariana Abigail Ruiz León) y ¿Subimos? (Jeremy Alexis Ventura Ricárdez); los otros tres fueron los ganadores: primer lugar, Verrücktheit de Samantha Yamilé Feria Chávez; segundo, Un mundo real de Alexandra Rojo Rivera, y tercero, Nada de Ana Paula Mendoza Hernández.
El ingeniero García y Colomé, en representación del jurado, reconoció la valía del ingeniero López de Haro como ser humano, gran funcionario de la FI, profesional de la ingeniería civil y de las lenguas y literaturas hispánicas, profesor universitario por 50 años, y un parlamentario sensacional: "Cuando Gonzalo fue jurado del concurso invariablemente navegó la existencia de su alma y cuerpo como lo hace en nuestros recuerdos, con bondad, dignidad, gallardía, entereza, brío, inteligencia y un talento difícil de igualar; era capaz de intuir, traducir, analizar, desglosar, separar algo para estudiarlo o considerarlo emancipado, para enseguida , con la sencillez utilizada como la máxima cualidad de la sabiduría, responder con ademanes bellos y varios, inmerso en una aura rutilante, un hábito que a los otros tres jurados nos obligaba, en muchas ocasiones, a darle la razón, no a su ego, que casi siempre mandaba de vacaciones, sino a su conciencia, la parte que no muere y sí trasciende", expresó.
Destacó el deleite del jurado de dar lectura a 82 cuentos que fusionan los estudios de la ingeniería con la belleza de las palabras: "Los felicito, fue un recorrido visual y anímico, asociado con el apuro por lograr dilucidar y decidir, con cierto grado de subjetividad, qué cuentos eran merecedores de los primeros tres lugares. Muchos de ellos están perturbados por la pandemia que tanto nos ha golpeado, pero que nos ha obligado a ver hacia adentro, ojalá salgamos de ella con nuestra mejor versión, con más conocimiento de nosotros mismos y disposición para amarnos y después elaborar una estrategia para amar y servir a nuestro prójimo. No es fácil para los y las estudiantes de ingeniería escribir textos literarios, por ello los invito a hacerlo, aventúrense y participen; la escritura es un instrumento esencial para estructurar su pensamiento, un acto de trascendencia".
La ceremonia concluyó con la lectura de los tres cuentos ganadores en las voces del jurado a manera de reconocimiento por atreverse a plasmar en un relato sus sentimientos más profundos.
