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Cultura y deportes
2022-04-04
Una mirada al lenguaje inclusivo
La Cinig-FI organizó una conferencia para abordar la relevancia del lenguaje en la construcción de igualdad.
Por: Erick Hernández Morales
Fotografía: Jorge Estrada Ortiz
Comunicafi
Maestra Georgina Carbajal Valencia

La Comisión Interna para la Igualdad de Género de la Facultad de Ingeniería (Cinig-FI) organizó de manera virtual la conferencia Lenguaje Inclusivo, que impartió la maestra Georgina Carbajal, con el fin de reflexionar sobre la importancia de usarlo en la construcción de igualdad desde la perspectiva de las ciencias del lenguaje, el pasado 4 de abril.

Como introducción, la maestra Carbajal realizó una distinción entre los conceptos de lenguaje (facultad del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través de distintos sistemas de signos) y lengua (sistema de comunicación verbal propio de una comunidad que generalmente cuenta con escritura: la española, la inglesa, la francesa, etcétera).

De este modo, el lenguaje inclusivo o incluyente no alude solamente a las palabras, sino que abarca también otras formas de comunicación. La ponente ofreció la definición que establece el manual para la docencia igualitaria de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM: "un modo de expresión oral, escrita o visual que pone de manifiesto la existencia del género femenino, masculino o sin género con la intención de visibilizar la existencia de las mujeres, los hombres y personas que no se identifican con un género".

La maestra Carbajal enfatizó el hecho de que la lengua es una tecnología humana con la capacidad de alterarse, lo que se refleja en cambios históricos como la evolución del alfabeto. Ante la resistencia que comúnmente encuentra el uso del lenguaje inclusivo en nombre de una pretendida corrección lingüística, señaló que en la realidad todas las personas estamos acostumbradas a convivir con alteraciones e incorrecciones: desde el mal uso del gerundio, la falta de puntuación y acentuación en mensajes de texto, hasta la utilización de palabras extranjeras u otras cotidianas como "holi" o "whatsappear".

Dado que dichas alteraciones no provocan ni remotamente la controversia que el lenguaje inclusivo, llegó a la conclusión de que las preocupaciones que éste despierta se deben no al aspecto lingüístico, sino al político en torno a las cuestiones de género.

Con el fin de ilustrar la importancia de visibilizar a las mujeres a través del lenguaje, demostró la falta de neutralidad que tradicionalmente se le atribuye al género gramatical masculino a través de una dinámica en el buscador de imágenes de Google, donde la palabra "filósofo" arrojó únicamente resultados de hombres y había que escribir "filósofa" para encontrar mujeres. Algo similar ocurrió con la palabra "ingeniero": las imágenes de mujeres fueron minoritarias, no se encontraban entre los primeros resultados y en su mayor parte aparecían acompañadas de hombres.

La maestra explicó que diversos grupos activistas en contra de la discriminación han propuesto alternativas para sustituir el uso del masculino genérico desde distintas posturas políticas, por lo que existen varias formas de lenguaje incluyente, y presentó tres, sugiriendo que cada persona debe ser libre de elegir con la que se sienta cómoda.

La primera, el desdoblamiento incluyente, consiste en nombrar ambos géneros: por ejemplo, "todas y todos". Ante el reparo que comúnmente se le objeta a esta modalidad acerca de la economía lingüística, la maestra Carbajal hizo notar que el español, específicamente el de México, abunda de expresiones poco económicas que, sin embargo, son funcionales y pasan inadvertidas, como la expresión "el día de hoy" que podría reducirse a la palabra "hoy".

La segunda forma es la desidentificación genérica que, como su nombre lo indica, opta por formas que no aludan al masculino ni al femenino, es el caso de "todxs" o "todes". Por último, está la opción de sustituir la palabra masculina en cuestión por un colectivo auténticamente neutro: por ejemplo, "la humanidad" en lugar de "el hombre", "el estudiantado" por "los estudiantes", "el personal docente" por "los maestros", etcétera.

La ponente subrayó que esta última forma no altera en absoluto la morfología de la lengua ni contraviene ninguna regla gramatical, por lo que puede resultar apropiada para las personas que no se sienten cómodas con las opciones anteriores por motivos de corrección lingüística.

Además de estas formas de lenguaje inclusivo, ofreció una serie de recomendaciones sobre prácticas comunicativas no discriminatorias: evitar expresiones sexistas, palabras como "homosexual" de manera peyorativa y chistes machistas.

A manera de conclusión, dijo que el uso del lenguaje incluyente es muy importante porque para poder alterar la realidad material se necesita alterar también las formas simbólicas de referirse a ella, y recordó que el lenguaje es nuestra principal herramienta para vinculamos con las cosas y con las otras personas.