La Coordinación de Programas de Atención Diferenciada para Alumnos (Copadi), con apoyo de la Comisión Interna para la Igualdad de Género de la Facultad de Ingeniería (Cinig-FI), organizó la conferencia El ABCDEFG de la Violencia de Género, el pasado 18 de mayo vía streaming, como parte de su ciclo para promover la salud y el autocuidado.
El licenciado Joshua Martínez, ponente e integrante de la Cinig y del grupo de personas orientadoras de la Facultad, se sirvió del abecedario, en clara referencia al tema de Rosalía, para explicar de manera sencilla qué es y cómo se vive la violencia de género.
Inició diferenciando entre sexo (características biológicas reconocidas a través del cuerpo) y género (atributos sociales, históricos y culturales que se han asignado a lo masculino o a lo femenino), dos de los ejes que atraviesan la vida de todo ser humano, e invitó a no pensarlos como algo ajeno a la experiencia cotidiana.
Tomando esto en cuenta, es fundamental reflexionar sobre la propia existencia y cómo se le ha construido, en especial ante el abanico de posibilidades —identidad de género, expresión de género, sexo biológico, orientación sexual y atracción romántica— que constituye la diversidad sexual, en oposición a la tradicional concepción binaria hombre-mujer. "Todos los cuerpos, todas las sensaciones y todos los deseos tenemos el derecho de existir y manifestarnos sin más límites que el respeto al derecho de los y las demás", puntualizó Joshua Martínez.
Sin embargo, los estereotipos y los roles se convierten en limitantes que imponen pesadas expectativas sobre lo que se debe ser y hacer. Además, en el patriarcado, el binarismo de género instituye un sistema jerárquico que da gran valor a lo masculino y lo heterosexual, y subordina a las mujeres y todo aquello considerado femenino, propiciando desigualdad. El no cumplir con lo establecido implica costos y pone a la persona disidente en riesgo de ser agredida.
Es decir, la violencia de género perpetúa y reproduce esta jerarquía al someter, controlar, discriminar y excluir a quien se considera menos o se sale de la norma. Esto puede materializarse de manera psicológica (humillación, insultos, descalificación), física (golpes, empujones, inmovilizaciones), sexual (tocamientos, insinuaciones, comentarios inapropiados) y patrimonial o económica (privación o control de las percepciones económicas, o distribución de bienes, objetos y documentos). En cuanto a los espacios, puede ocurrir en el ámbito laboral, docente, institucional, familiar o comunitario. El ponente destacó la importancia de llevar a cabo un ejercicio de autorreflexión para identificar si se ha sido víctima o se ha ejercido violencia de género, ya sea de forma sutil o explícita.
Finalmente, presentó el protocolo de atención establecido por la UNAM para atender a estos casos: en línea, vía telefónica o acudiendo directamente a la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención de la Violencia de Género para solicitar asesoría. Destacó que no hay tiempo límite para interponer la queja, y dejó abiertas las puertas de la Cinig-FI y de las personas orientadoras de la Facultad (Diana Pérez Palacios, Noé Cruz Marín, Jaquelina López Barrientos y Ana Salas Alvarado).