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Vida Académica
2022-09-23
Plática sobre Revisión Postsísmica
El ponente detalló la escala de Mercalli empleada para cuantificar la intensidad de un movimiento sísmico.
Por: M. Ed. Aurelio Pérez-Gómez
Fotografía: Eduardo Martínez Cuautle
Comunicafi
Maestro Octavio García Domínguez

Como parte de la Semana de Protección Civil 2022, organizada por la Comisión Local de Seguridad de la Facultad de Ingeniería, el pasado 23 de septiembre en el Auditorio Sotero Prieto, se llevó a cabo la conferencia Revisión de Estructuras Postsismos y Brigadas de Estructuras de la FI, dictada por el maestro Octavio García Domínguez, jefe del Departamento de Estructuras de la División de Ingenierías Civil y Geomática.

El ponente comenzó con la definición de sismo: "Sacudida violenta de la corteza o manto terrestre, ocasionada por una fuerza que actúa en el interior de la Tierra, las principales causas son movimientos tectónicos, vulcanismo, colapso de cavernas o explosiones y sus efectos pueden ser desplazamientos, ruptura del suelo, tsunamis o inundaciones, y llega a presentar víctimas y lesionados". Precisó que hay tres tipos de movimientos entre las placas: el convergente (se aproximan), el divergente (se separan) y el transcurrente (se deslizan una al lado de la otra).

Tras explicar los términos falla (punto débil en la placa tectónica donde se libera presión dentro de la corteza), hipocentro o foco (punto de origen de un terremoto, la zona en el interior de la Tierra donde inicia la ruptura de la falla y se propagan las ondas sísmicas) y epicentro (punto en la superficie directamente encima del hipocentro), señaló que cuando sucede un temblor se cuantifica su movimiento con números; por ejemplo, un sismo de 7.7, que corresponden a la escala de Richter (ML), la más común. Aclaró que existen diferentes magnitudes cuantificables (característica de un objeto, substancia o fenómeno físico) que se pueden definir de forma numérica.

En el campo de la sísmica se cuenta con varias escalas, como coda (Mc), ondas de cuerpo (mB) y superficiales (Ms), momento (Mw), energía (Me), amplitud (MA), etcétera, y la de Mercalli, empleada para cuantificar la intensidad de un temblor, constituida por 12 grados: el primero es un desplazamiento muy débil, detectado por instrumentos (microsismos); el segundo, débil, perceptible sólo por algunas personas en reposo en los pisos superiores de los edificios; el tercero, leve, sentido en los pisos altos de los edificios con sensación semejante al paso de un camión; el cuarto, moderado, lo siente la mayoría de los individuos dentro de los inmuebles; el quinto, poco fuerte, captado por un número considerable de individuos, algunas ventanas se rompen, se agrieta el aplanado o caen objetos inestables; el sexto, fuerte, sentido por todos, algunos muebles pesados cambian de sitio y provoca deterioros leves, en especial en viviendas de materiales ligeros; el séptimo, muy fuerte, dificulta ponerse de pie, exhibe pocas averías en las estructuras y llega a ser perceptible por conductores de vehículos en marcha; el octavo, destructivo, muestra perjuicios en estructuras y mampostería, y hay posibles derrumbes; el noveno, muy destructivo, hay pánico generalizado, edificaciones con daños enormes, paredes fuera de plomo, derrumbes parciales y algunos edificios desplazados fuera de sus bases; el décimo, desastroso, la mayoría de las estructuras quedan seriamente afectadas y las vías ferroviarias presentan dobleces; el onceavo, muy desastroso, pocas construcciones permanecen en pie, puentes destruidos y rieles ferroviales curvados, y el doceavo, catastrófico, la destrucción es total, los objetos y muebles saltan al aire, las perspectivas quedan distorsionadas, imposibilita mantenerse en pie y hay pocos los sobrevivientes.

Comentó que la evaluación integral de la seguridad estructural de una edificación es un proceso que, si bien enfrenta diversos obstáculos, con la correcta realización de sus etapas permitirá tener mayor certeza en los resultados. "Un aspecto que facilita y ayuda a planear las etapas posteriores es el contar con información técnica del proyecto original y estudios o trabajos previos que, en caso de ser confiables, ahorrarán tiempo al evaluador. El obtener la mayor cantidad de información útil y confiable en la etapa inicial será determinante en la evaluación". En la mayoría de los casos, agregó, los mecanismos de falla, los deterioros y daños estructurales en concreto se manifiestan físicamente con fisuras, grietas o corrosión, por lo que el diagnóstico y la documentación de daño son las evidencias de lo que ocurre en la edificación y deberán ser utilizadas para confirmar y validar los efectos estructurales existentes.

El maestro subrayó que los factores ambientales (antigüedad y la falta de mantenimiento) usualmente son causantes del deterioro de las propiedades de los materiales y de los elementos, provocando condiciones estructurales diferentes a las originales. Por ello, es imprescindible la realización de estudios de calidad de materiales que identifiquen sus propiedades mecánicas para ser capaces de replicar en los modelos las condiciones reales.

Comentó que los efectos de los temblores en México y en el mundo, causantes de pérdidas económicas y humanas significativas, han intensificado las investigaciones y generado actualizaciones a las normas referentes al diseño sismo resistente, que suelen tener, como en nuestro país, un impacto relativamente bajo en la seguridad de la mayoría de las estructuras convencionales existentes, debido principalmente a que su aplicación no es retroactiva, exceptuando estructuras dañadas y las importantes. Por ello, las deficiencias en la seguridad estructural de un edificio suelen evidenciarse durante o posterior a un evento sísmico intenso.

Enfatizó que, en zonas de alta sismicidad, como muchas de las regiones de nuestro país, la evaluación y revisión de la seguridad estructural debería realizarse después de un evento sísmico intenso, a diferente nivel, en todas las construcciones y no sólo a las antes mencionadas. La identificación de estructuras vulnerables o de aquellas que carecen de la seguridad estructural reglamentaria permitiría tomar medidas preventivas para proteger la integridad de los ocupantes y de las estructuras vecinas. Esta medida podría facilitarse si la población fortalece su cultura en cuanto a protección civil, finalizó.

Búsqueda y rescate

Como colofón de la Semana se llevó a cabo una demostración de la Unidad Canina de Búsqueda y Rescate de la UNAM, fundada después del sismo de 1985 y que actualmente forma parte de la Organización Internacional para Perros de Rescate, además de brindar asesorías y cursos a diferentes instituciones nacionales e internacionales.

Hoy en día, la unidad K9 de la UNAM está integrada por 30 binomios, en su mayoría miembros de la comunidad universitaria y algunos externos, capacitados para la búsqueda y localización de personas atrapadas bajo escombros o que se encuentran extraviadas. La exhibición consistió en un ejercicio en el que Alpha busca unas personas atrapadas en escombros.