La experiencia y conocimientos de la doctora Azucena Escobedo Izquierdo cerraron el ciclo de conferencias organizado por la División de Educación Continua y a Distancia (DECD) para celebrar los 230 años de la Facultad de Ingeniería (FI), el pasado 7 de diciembre con el tema Eficiencia Energética en Ciudad Universitaria.
A nivel mundial, los antecedentes del ahorro de energía datan de las crisis petroleras de 1973 y 1979, cuando se hizo evidente la necesidad de crear programas, leyes e instituciones en torno a él, y de educar a la población general sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.
En México, organismos como la CFE, Pemex, el IMSS y, por supuesto, la UNAM empiezan a regular sus consumos, incluso de manera manual, entre las primeras acciones. En 1989, se crea la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía (ahora para el Uso Eficiente de la Energía), encargada de elaborar normas oficiales para el país.
A partir de 1990, la UNAM entra en un proyecto piloto para la elaboración de diagnósticos que resultó en un programa de ahorro de energía con logros relevantes (en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán se evitaron gastos hasta en un 35 por ciento). Estas iniciativas y cambios en la máxima casa de estudios le han merecido varios premios nacionales en diferentes categorías, el último de ellos otorgado en 2008 por la sustentabilidad de su Torre de Ingeniería.
Con 703 hectáreas, más de 520 edificios y 117,000 estudiantes de licenciatura, el campus Ciudad Universitaria consume unos siete millones de kilowatts al mes. Ante estas dimensiones, la ponente, profesora del Posgrado de la División de Ingeniería Eléctrica, mencionó algunas acciones y resultados de distintos proyectos en marcha desde hace casi una década.
La conexión de equipos de medición de parámetros para la caracterización individual por tipología, conocer el comportamiento de la demanda eléctrica, obtener indicadores de potencia, niveles de iluminación, el envolvente de las edificaciones, comportamiento por horario, desbalanceo de corriente y picos de voltaje; concretar un procedimiento para el análisis de información, un diseño de bases de datos de tecnologías, y reportes de factibilidad técnica y económica, así como el inventario de gases de efecto invernadero en la categoría de energía eléctrica y térmica son algunos de los proyectos. El trabajo ha salido adelante gracias a la colaboración de estudiantes prestadores de servicio social o tesistas, con lo que se reducen los tiempos y se hace posible realizar diagnósticos dentro y fuera de la universidad. A su vez, la información obtenida ha conducido a acciones como sustitución de alumbrado público y de muebles sanitarios, calentamiento solar de la Alberca Olímpica Universitaria, implementación de un sistema de desinfección de agua potable y de una planta de composta, gestión de residuos urbanos, acopio de electrónicos, manejo de residuos especiales y peligrosos, compras verdes y construcción sustentable. La doctora recordó que recientemente la FI recibió el Distintivo Ambiental Azul por su buen desempeño en este rubro."Aún falta mucho, pero vamos en la misma dirección", concluyó la doctora Azucena Escobedo. El maestro Víctor Rivera Romay, jefe de la DECDFI, agradeció a la conferencista por su magnífica presentación y expresó su deseo de que al compartir estos conocimientos se despierte un apetito por colaborar más en estos temas y como universitarios encaminar de manera integral todos los esfuerzos.
