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Vida Académica
2023-01-31
VIII Coloquio de Intervención Áulica
Inicia con mesa redonda para conocer experiencias, perspectivas profesionales y nuevas estrategias docentes.
Por: M. Ed. Aurelio Pérez-Gómez
Fotografía: Antón Barbosa Castañeda
Comunicafi
Licenciado Pablo Medina Mora

El Seminario Pedagogía en Ingeniería (PAPIME PE106717), cuyo objetivo es aproximar la pedagogía aplicada a la enseñanza de la ingeniería para la mejora de la labor docente en la Facultad de Ingeniería (FI), organizó el pasado 31 de enero en el Aula Magna el VIII Coloquio Modelos de Intervención Áulica. Esta edición arrancó con la mesa redonda Síndrome del Docente Cuidador o burnout, la cual analizó los efectos en las y los docentes que descuidan su salud por cumplir sus compromisos con sus estudiantes, fenómeno más evidente después del confinamiento por la pandemia, en la que participaron los doctores Federico Bonilla Marín (médico) y Rosalba Rodríguez Chávez (profesora de la FI), y los licenciados Pablo Medina Mora (psicólogo), Mario Uriel Morales (enfermero) y Ana Laura Gerónimo López (pedagoga).

La presentación del tema la realizó el profesor Miguel Eduardo González Cárdenas con la definición de burnout docente: enfermedad física o mental que se adquiere, al trabajar en condiciones diferentes a las habituales o a las establecidas en el contrato, así como por el constante batallar para que los alumnos asuman su corresponsabilidad de estudiar. Éste se puede manifestar en un estado de confusión o de negación de la situación.

A continuación, la doctora Evelyn Salazar Guerrero, profesora de la FI, presentó los resultados de una encuesta anónima de diciembre de 2022 a 18 profesoras y 25 profesores. La primera de 8 preguntas fue sobre si conocían el burnout docente (el 55 por ciento no); la segunda, si en los dos últimos años se habían hecho algún estudio médico (el 100 por ciento estudios físicos, sólo el 7 mentales y el 4 emocionales); la tres, si en el semestre 2023-1, sintieron fatiga con ansiedad por los fines de semana (47 por ciento al final del semestre, el 33 nunca y el 19 a mitad de ciclo); la cuarta, sobre la actitud al llegar al salón de clases (36 por ciento animoso y puntal); respecto al ritmo e intensidad de sus actividades académicas, el 40 por ciento se califica con 8, el 20 con 9 y el 18 con el 10; sobre situaciones atípicas con estudiantes durante clases en los últimos dos años, el 80 por ciento afirmó que se ha incrementado una falta de interés del alumnado.

Mesa redonda

La doctora Rodríguez Chávez inició afirmando que la docencia es una labor satisfactoria, pero muy exigente, en la que el profesorado tiene como meta la formación integral de los estudiantes: "Velamos por sus conocimientos, habilidades, actitudes y para que sean reflexivos, críticos y sepan tomar decisiones. A la par, buscamos cumplir tanto con el currículo explícito como el oculto, contar con las habilidades tecnológicas, de comunicación y los saberes de la educación 1.0 (forma clásica de enseñanza) a la 3.0 (trabajo colaborativo y creación de conocimiento)".

Por su parte, la licenciada Gerónimo López comentó que el síndrome del cuidador docente se presenta con mayor frecuencia en profesores jóvenes con menos de 15 años de servicio. Entre los factores que inciden, se encuentran el deterioro del tipo de rol del profesor, del contexto, de las formas de relacionarse con otros (profesores y alumnos), excesiva competencia institucional (pedagógicas y laborales) y la falta de apoyos institucionales. "El burnout es generado por dichos factores negativos dentro del espacio laboral, y su principal consecuencia es una sensación de desgaste, desánimo y baja motivación, el rendimiento y en la calidad de su quehacer educativo".

En su turno, el doctor Bonilla Marín precisó que dentro del campo médico el burnout se ha estudiado ampliamente debido a las jornadas de trabajo largas y demandantes, sobre todo en los médicos que realizan una especialidad, mientras que en la actividad docente es un nuevo campo de estudio. A su vez, el licenciado Medina Mora buscó aclarar el concepto: "Si lo traducimos literalmente sería "el docente quemado"; ¡¿está quemado porque se asoleó mucho?!, o ¿es un profesor muy "choteado"?, sería mejor decir que es un profesor tronado o fundido, ya que, según la Real Academia de la Lengua, "fundido" en su primera acepción se refiere a un adjetivo coloquial que define a alguien muy cansado, abatido".

Explicó que en la psicología se cuenta con el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales que, aunque define varios desórdenes mentales, no incluye el síndrome de burnout o del cuidador. "Para fines operativos, podemos encajarlo dentro de los síndromes de ansiedad, cuyo principal desencadenante es una labor demandante en exceso con signos de abatimiento, insatisfacción, frustración, estrés y ansiedad, y como factores de riesgo, la saturación, el aislamiento y el trabajo devaluado".

Ejemplificó con una anécdota de dos profesores que regresaban de su año sabático: "Retomaré este semestre las clases, no me anima mucho regresar. Lo encuentro difícil, cuesta arriba. Tengo otro año de permiso, me convendría pedirlo para el siguiente semestre y estoy pensando comenzar mi tramité de jubilación". Para este profesor, quien no le habló de su proyecto de investigación, regresar a dar clase significa realizar una actividad que le proporciona pocas o ninguna satisfacción, y aseguró que este caso no es una excepción. Segundo profesor: "Retomaré mis cursos, ya extrañaba las clases, me entusiasma mucho regresar. Vengo con nuevas ideas, estoy seguro de que esto es lo mío." Aunque tampoco contó su proyecto de año sabático, dejó en claro un regreso renovado, emocionado, con proyectos y con mucho ímpetu.

Todos los miembros de la mesa coincidieron que los principales síntomas de burnout docente son ansiedad, estrés, agotamiento, irritabilidad, apatía, frustración, poco autocontrol, sentimiento de desvaloramiento, negación de su realidad, fatiga física y mental; así como, dolores de cabeza, insomnio, problemas gastrointestinales, cardiacos y respiratorios.

A la pregunta ¿qué sugeriría usted a una persona que tiene o cree tener este síndrome?, el licenciado Medina Mora enfatizó que es importante entender que los problemas no surgen de un día para otro, sino que se presentan en etapas y hay que identificarlas: la negación, la ira, la negociación, la depresión, la aceptación y la recuperación o crecimiento tienen su razón de ser. "Solo a través de vivir cada una de ellas podremos llegar a lo que dice el pedagogo Ángel Pérez Gómez: ‘¡debemos de reeeencantarnos (sic) de la docencia!, porque si perdemos la ilusión no nos queda nada... ’ y Paulo Freire: ‘La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que cambiarán al mundo’".

Para concluir, retomó las recomendaciones de la doctora Guillermina Baena Paz de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: desarrolla una estructura emocional fuerte, para lo cual debes reír todos los días —provoca la risa en todos quienes te rodean y recuerda que aún por la radio se nota la sonrisa—; proporciona de 8 a 10 abrazos diarios y si no cuando menos salúdalas viéndolas a los ojos; juega diariamente (es el oficio del niño, diría Anna Freud y de adulto es liberación y creación); puedes llorar todos los días, no más de 5 minutos (gime, grita, bosteza, estornuda, todos ellos son energéticos y generan endorfinas); ante la ira, respira profundo, las emociones negativas y enojos deben aflorar igual que las demás; "baila, pinta, canta, practica un deporte, usa herramienta, camina, mueve todo tu cuerpo, estírate, aprende cosas nuevas siempre y, nunca, nunca, olvides platicar contigo mismo".

Para la doctora Rodríguez Chávez lo más importante es poner límites, no ocupar todo el tiempo en calificar y preparar la clase, olvidando la vida personal y emocional. "Es fundamental establecer espacios frecuentes para la familia, los amigos y para ti y tus pasatiempos y, a la par, fijar horarios para respetar las horas de descanso". Por su parte, el licenciado Uriel Morales coincidió en visibilizar el problema, lo cual llevará a entender que no se está solo, que se comparte este síndrome con los compañeros y otros profesionales, y se podrán crear grupos de apoyo para intercambiar experiencias y estrategias para superar este síndrome.

A manera de conclusión, el doctor Bonilla Marín recordó que el proceso enseñanza-aprendizaje es bidireccional, tanto el docente como el alumno pueden presentar el burnout: "Es esencial comprender que cuando el profesor está fundido, el alumno también y a la inversa. Por tal razón, debemos seguir difundiendo esta problemática que nos abarca a todos y buscar nuevas estrategias y técnicas para lograr revertirla".

Como colofón, el ingeniero Jesús Patiño Ramírez realizó un sentido homenaje al maestro Enrique Arenas Sánchez.