La División de Ciencias Sociales y Humanidades invitó al director del Programa Universitario de Bioética, doctor Jorge Linares Salgado, a conversar con los alumnos de la FI sobre las implicaciones que tiene el quehacer del ingeniero más allá de la técnica, el pasado 3 de septiembre, en el Auditorio Sotero Prieto

Para iniciar su plática, el doctor Linares explicó antaño se pensaba que los recursos de la Tierra eran infinitos y que la naturaleza se encontraba fuera de los centros poblacionales. Sin embargo, conforme las ciudades crecieron, el avance tecnológico hizo evidente el vínculo estrecho humano - naturaleza, al grado que actualmente todo ecosistema ha sido influido de una u otra manera por el hombre.

Lamentablemente, esta intervención no siempre ha sido positiva. El ponente puso como ejemplo las minas a cielo abierto, la contaminación por derrames de petróleo, la presa de las Tres Gargantas en China, el desastre nuclear de Chernobyl o los accidentes de tipo sanitario.

"Algunas de estas obras son, desde el punto de vista de la ingeniería, una gran proeza, pero el costo ambiental todavía está por estudiarse", comentó. Además, los beneficios muchas veces son arbitrarios y no llegan a los sectores más desprotegidos de la población.

"Ya no somos capaces de evaluar con exactitud el efecto de nuestra acciones tecnológicas", agregó. Como solución propuso educar a la sociedad y pensar principios éticos globales que orienten los diseños, las prácticas y las intervenciones para que sean compatibles con los ciclos de la naturaleza, precavidas, responsables, justas y que incluyan a los seres humanos del futuro, es decir, condiciones de vida a largo tiempo.

Para finalizar, el doctor Linares invitó a los estudiantes a no perder de vista la importancia de las ciencias sociales y que las áreas de conocimiento están relacionadas unas con otras, sobre todo, a no mantenerse al margen de las discusiones sobre los efectos de sus obras como ingenieros.