La plática Desmitificando la Trayectoria Científica: Charlando con Jóvenes Académicos, organizada por la División de Ciencias Básicas (DCB) en el Auditorio Sotero Prieto el pasado 15 de noviembre, reunió a sus jóvenes docentes —las doctoras Anahí Flores Pérez, Sofia Ávila Becerril y Ana Laura Pérez Martínez, el doctor Edgar Ali Ramos Gómez y el maestro Javier Alejandro Rosas Flores— para compartir con la comunidad estudiantil sus experiencias dentro y fuera del aula con el fin de derribar estereotipos que obstaculizan el pertenecer a grupos de investigación.

Entre las razones para elegir una carrera de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus iniciales en inglés), los profesores Ali y Javier coincidieron en haberlo hecho por mera recomendación e influencia de familiares y en encontrar una motivación interna, después pasión, al entrar en contacto con investigaciones sobre la mecánica de fluidos y la biomecánica, gracias a las que satisficieron dudas de infancia, como el funcionamiento de los aviones, el transporte del agua en los árboles, o la circulación sanguínea. En el caso de la doctora Ávila, y también de sus colegas y estudiantes presentes, elegir un camino profesional con apenas 17 años fue un reto de la mayor dificultad. Señaló que su interés inicial estuvo en el arte y la historia, un área similar a la sociología y la psicología que ejercían en su familia; sin embargo, en su búsqueda por aportar conocimiento a la sociedad y su afinidad con las matemáticas se decidió por una ingeniería.

En cuanto a los desafíos que enfrentaron durante su carrera, el maestro Rosas compartió su experiencia, que han vivido y viven numerosos estudiantes de la FI, de residir en la periferia de la ciudad en un ámbito familiar de recursos materiales limitados y pasar diariamente más de cuatro horas en el transporte público, en contraste con compañeros que no tenían estos inconvenientes. Aprendió de su padre a dejar de compararse y se concentró en su camino docente: inició con asesorías a un vecino que resultaron muy positivas para ambos, luego llegó su oportunidad en la FI donde se esforzó por cumplir los requerimientos didácticos y disfrutar, hasta ahora, cómo alumnos que conoció en los primeros semestres se titulan. Para el doctor Ramos, la actividad docente también representa un motivo de plenitud personal y retos constantes: "A veces, mantener la atención de los alumnos se complica por tantos distractores, y me exige implementar nuevas estrategias", afirmó.

Las doctoras Flores y Ávila hubiesen deseado oír en su etapa estudiantil las recomendaciones de ser más amables y menos críticas consigo mismas, y de encontrar un equilibrio entre las metas profesionales y de relaciones sociales, ya que la diversión y las actividades recreativas son también parte de una vida plena. Sugirieron tener una definición personal del éxito para evitar comparaciones injustas, pues, haciendo analogía con ecuaciones diferenciales "las condiciones iniciales determinan la dinámica del sistema", y recordaron que para lograr las metas grandes hay que pasar primero por las pequeñas.

Las y los jóvenes académicos se entusiasmaron al mencionar sus pasatiempos —montañismo, música, deporte, literatura, videojuegos, etc. — que enriquecen su vida personal y social, y les brindan satisfacciones fuera del ámbito profesional. "Cada historia es única, aunque compartamos condiciones similares como la competencia, la búsqueda de equilibrio entre la vida personal y profesional, y la persistencia, la investigación tecnológica siempre llena de desafíos y de gratificaciones al superarlos. Recuerden que la trayectoria científica es un camino accesible para ustedes", concluyó la doctora Pérez Martínez.