El pasado 7 de febrero, en la Sala de Consejo Técnico de la Facultad de Ingeniería (FI), las facultades de Arquitectura (FA) e Ingeniería hicieron entrega de sus proyectos de colaboración: Rehabilitación sustentable de la biblioteca Enrique Rivero Borrell de Ingeniería (desarrollado por la FA) y Levantamiento topográfico de los edificios principal, de cómputo y andadores de Arquitectura (ejecutado por la FI).
En el acto participaron autoridades e integrantes de los proyectos; por la FI, los doctores José Antonio Hernández Espriú, director, y Leopoldo Adrián González González, secretario General; los maestros José de Jesús Huezo Casillas, coordinador de Vinculación Productiva y Social, y Octavio García Domínguez, jefe de la División de Ingenierías Civil y Geomática, y los profesores Juan Daniel Castillo Rosas (Departamento de Geodesia y Cartografía), Adolfo Reyes Pizano (Topografía), Benito Gómez Daza (Fotogrametría) y Roberto Ascencio Villagómez; mientras que por la FA, los doctores Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes, director, y Juan Gerardo Oliva Salinas, profesor emérito; los maestros Enrique Soto Alva, secretario General, Daniel Escotto Sánchez (Vinculación y Proyectos Especiales) y Judith Melendrez Bayardo (Servicio Social y Práctica Profesional), y el doctor Ernesto Valero Thomas (Infraestructuras Sustentables), así como los alumnos Emilio Galván Compañet, Alexis Saldívar y Joel Rodríguez, prestadores de servicio social.
En su mensaje, el doctor Hernández Espriú destacó que las colaboraciones más naturales se dan entre la ingeniería y arquitectura, por la complementariedad entre estas disciplinas, y en ese sentido una rivalidad resulta absurda: "Creo que se debe quedar en el campo de juegos, puesto que la naturaleza de nuestro quehacer es trabajar de manera coordinada en proyectos reales y multidisciplinarios". Orgulloso por la vinculación universitaria, celebró que se aborden problemas actuales, como los que presentaba la biblioteca Enrique Rivero Borrell (diseñada por un arquitecto en los noventa) con altas temperaturas y poca ventilación, y que tras la intervención beneficiará al 50 por ciento de la matrícula estudiantil. Mencionó que uno de los ejes estratégicos de su Plan de desarrollo es la revitalización de la vinculación interna y externa, estrechando lazos con diversas entidades universitarias para fortalecer la docencia, investigación y difusión de la cultura, y se congratuló de que esta colaboración FI-FA fortalezca el desarrollo de proyectos sociales.
El doctor Castillo Rosas explicó que el levantamiento topográfico en la FA, a cargo de la División de Ingenierías Civil y Geomática FI, es un esfuerzo por mejorar la accesibilidad y funcionalidad de los espacios en Arquitectura. El proyecto incluyó recabar datos proporcionados por talleres de la FA para evaluar y adecuar los espacios considerando a personas con capacidades diferentes, e información tridimensional de los edificios principal y de cómputo para planificar su remodelación; un levantamiento aerofotogramétrico, utilizando vehículos aéreos no tripulados (VANT) con tecnología láser escáner terrestre, que capturó datos tridimensionales de andadores y pasillos, y como resultado de la investigación, diversos entregables (informe detallado de procesos de medición, archivos de planos topográficos visualizables en formatos universales, un modelo tridimensional de los espacios y un plano topográfico con la ubicación de columnas de andadores techados y zonas críticas de encharcamientos). Aseguró que este estudio representa un paso significativo en la mejora y modernización de la infraestructura universitaria, facilitando la toma de decisiones para futuras intervenciones arquitectónicas y reafirmando el compromiso con la excelencia académica.
En este proyecto participaron los ingenieros Roberto Carlos de la Cruz Sánchez, Roberto Ascencio Villagómez y Eduardo Chávez Huerta; estudiantes de la FA Mariana Sánchez Robledo, Itzel Juárez Soriano, Miguel A. Pichardo, Brianda Alessandra Flores y Rodrigo García, así como de la FI, Víctor Hugo Morales Borja, Karen Estrada Rodríguez, Jesús Sebastián Valdez López, Daniel Encarnación Esquivel y José Antonio Achell Santoyo, y se contó con el apoyo del ingeniero Israel Flores Vázquez (MORADI), y Luis Manríquez Hernández (Trimble).
Por su parte, el doctor Del Cueto Ruiz-Funes detalló que el enfoque de reconversión del edificio de la FA construido hace casi 30 años se basa en principios de sostenibilidad: "Aplicando intervenciones pasivas para hacer los espacios más eficientes energéticamente y agradables para sus usuarios". Subrayó la cooperación de la FI para el levantamiento topográfico en la Facultad de Arquitectura, lo cual implicó técnicas avanzadas. "Estamos muy agradecidos con la FI, especialmente con el doctor Hernández Espriú, porque esta iniciativa fue su idea, nos invitó hace casi un año a conocer la biblioteca y tuvimos nuestra primera reunión de trabajo". Expresó su orgullo por la importancia de estos proyectos multidisciplinarios que impulsan la excelencia académica y sientan las bases para futuras intervenciones arquitectónicas. "Con esto demostramos que los universitarios continuamos nuestro compromiso con la innovación, la cooperación interdisciplinaria y la mejora constante de nuestras instalaciones", concluyó.
En su turno, el doctor Valero Thomas comentó que el proyecto de rehabilitación de la biblioteca Enrique Rivero Borrell se moldeó en el optimismo: "Participar en un nuevo contrato social enfocado en reducir la huella de carbono de los edificios que diseñamos, operamos y habitamos". Destacó que la mayoría de los construidos hasta hoy se seguirán utilizando en 2050, lo que significa que necesitarán modernizarse en los próximos 30 años. La readaptación sustentable de edificios agregó, representa inversión y desempeña un papel clave para alcanzar los objetivos climáticos globales, puesto que estas medidas afectan positivamente su valor general. En el caso de la biblioteca, se pasa de un efecto invernadero sin movimiento de aire a una con flujo de aire, oxigenación y mitigación de altas temperaturas.
Para la rehabilitación, abundó, además de la eficiencia energética, se propone, la impermeabilización de la cubierta en blanco, modificaciones en las ventanas y la instalación de elementos como cubiertas verdes ligeras, rejillas y paneles solares fotovoltaicos con baterías, enfocándose en soluciones pasivas de bajo costo, pero con un impacto muy amplio para los estudiantes y los profesores que utilizan la biblioteca: "Es el inicio de una cooperación mutua, más seria y estructurada. Estamos muy satisfechos de ser parte de esto".
Por su parte, Emilio Galván Compañet subrayó que participar en este proyecto fue muy revelador sobre las técnicas de la rehabilitación de edificios sustentables, dado que prácticamente todos los edificios de Ciudad de México la acabarán necesitando en el futuro, así como una gran posibilidad de experimentación, es decir, un ejercicio de prueba y error: "La mayoría de las primeras propuestas no están reflejadas en el prototipo final, pero la experiencia fue increíble. Al final escogimos los cambios que consideramos mejores: con menor costo económico posible y con el mayor ahorro energético". Considera esencial realizar proyectos similares para adecuar espacios universitarios de tradicionales a sustentables, e hizo eco a lo dicho por el director de la FI para unir fuerzas y demostrar la valía de la máxima casa de estudios.
En entrevista, el doctor Oliva Salinas (diseñador de la velaria del Palacio de Minería) elogió y expresó su entusiasmo por esta relación entre instituciones universitarias que ha dado como resultado proyectos de beneficio social y académico. Manifestó su compromiso de buscar una mayor participación en el futuro para que estos vínculos interdisciplinarios, FA y FI, se consoliden como un modelo de sinergia a seguir en la UNAM.
