La ciencia ficción cobró vida el pasado 10 de febrero en el auditorio Sotero Prieto de la Facultad de Ingeniería (FI), gracias al doctor Carlos Gilberto Gómez Monroy, diseñador de robots invitado por la División de Ciencias Sociales y Humanidades, con su conferencia La Robótica Social como Recurso y Necesidad de México, en la que se exploró el impacto multidisciplinario de este campo —que integra ingenierías mecánica, electrónica y en computación, psicología y ciencias sociales—, su papel en el desarrollo del país, y su potencial para mejorar el vínculo entre personas y tecnología, promoviendo un enfoque técnico y humano en favor de la innovación y el bienestar social.
Sobre el futuro de las máquinas y su vínculo con las emociones humanas, el ponente señaló que la computación afectiva no busca otorgar sentimientos a los robots, sino enseñarles a identificar y reaccionar ante los estados anímicos de las personas. "Esta distinción, aunque sutil, es clave para comprender su papel en la sociedad, de ahí que se destaquen cinco características esenciales: reconocimiento y expresión de emociones, interacción natural con los humanos, autonomía, presencia física y asistencia a la comunidad", explicó, e ilustró tales rasgos con robots icónicos, C-3PO de Star Wars, dijo, posee todas, en contraste con T-800 de Terminator, programado para cumplir sólo una misión, y los de Matrix, cuyo propósito es la venganza y dominación de la humanidad.
Precisó que los robots sociales no experimentan miedo ni felicidad, pero que sí imitan expresiones de parpadeo, sonrisa y sorpresa para generar empatía, facilitando su interacción con las personas, como el androide Sophia, creado por David Hanson, inspirado en su esposa y Audrey Hepburn. Sin embargo, consideró, no es necesario que sean humanoides, sino eficaces, y mencionó a la Roomba, una aspiradora robótica que, con interacciones limitadas, resulta útil en el hogar. Advirtió que si bien la robótica social transforma diversos sectores (salud, educación, etc.), mejorando la productividad, también plantea desafíos éticos. El caso de los gigantes tecnológicos (Google, Meta, Amazon, etc.), que recopilan datos para influir en la política y la opinión pública, afecta a consumidores, pequeños negocios y perpetúa desigualdades sociales y laborales, a lo que se suma la falta de regulación efectiva, poniendo en peligro la democracia y el bienestar social: "Es esencial que reflexionemos sobre la responsabilidad ética en el desarrollo y uso de estas tecnologías".
Para finalizar, el conferencista hizo una interesante demostración de una cabeza robótica, diseñada para la interacción social, en la que dos voluntarios se acercaron y, ante su proximidad, el robot reaccionó con movimientos oculares y gestos de extrañeza o empatía, comprobando cómo la robótica social abre nuevas alternativas de atención a personas mayores, educación y acompañamiento emocional. El alumnado se mostró participativo atendiendo la invitación del conferencista a reflexionar sobre las expectativas, el impacto en la vida cotidiana y la relevancia de la computación afectiva y la robótica social en la educación: "Desarrollen competencias críticas, éticas y tecnológicas, pues el futuro de este campo de estudio y de la inteligencia artificial está en sus manos; como universitarios de esta máxima casa de estudios su responsabilidad será usarlas de manera consciente y ética, asegurando que el conocimiento humano siga siendo el motor de la innovación y el desarrollo", conminó.