El pasado veintiuno de febrero se llevó a cabo el segundo encuentro Compartiendo Experiencias del Servicio Social Comunitario, espacio de reflexión en torno al impacto de los proyectos de la Facultad de Ingeniería (FI) en aquellas comunidades marginalizadas y con menos privilegios, con la participación de las y los estudiantes que forman parte de éstos. Para escuchar los testimonios estuvieron presentes los maestros Octavio García, jefe de la División de Ingenierías Civil y Geomática (DICyG), y Abigail Serralde, coordinadora de Planeación y Desarrollo; responsables de servicio social de las divisiones FI, la licenciada Angélica Gutiérrez (Ingeniería Eléctrica, DIE), los ingenieros Luis Daniel Bolaños (Ingeniería Mecánica e Industrial, DIMEI), Aldo Jiménez (Ciencias Básicas) y Claudia Eliza Sánchez (DICyG); la arquitecta Judith Melendrez Bayardo (Facultad de Arquitectura); el ingeniero Gabriel Salinas Calleros, profesor de la División de Ingeniería en Ciencias de la Tierra (DICT), y el maestro Christian Hernández Santiago, profesor de la DIE.
En sus palabras de inauguración, el maestro García reconoció la importancia del servicio social como una oportunidad de crecimiento profesional y personal, por lo que agradeció la colaboración de todas las personas que hacen posible intercambiar ideas, atender problemáticas desde lo interdisciplinario y hacer patente el compromiso de desarrollar y contribuir a la calidad de vida de las comunidades más necesitadas. La maestra Serralde lo secundó al afirmar que no hay ningún espacio en la sociedad que no necesite o pueda beneficiarse de la ingeniería. El servicio social, agregó, es medular para la formación del estudiantado, por ello la FI acerca esta experiencia de ejercicio profesional y procura enriquecerla al trabajar con otras áreas del conocimiento, labor que planea mantener como una responsabilidad ineludible.
La jornada constó de la exposición de cuatro proyectos, en cooperación con otras licenciaturas, facultades y entidades educativas; el primero de ellos —Restauración Socioambiental de la Barranca Rosa Parks, Atizapán de Zaragoza, Estado de México— tuvo como objetivos la remediación ecológica, la accesibilidad inclusiva y la permeabilidad, la seguridad estructural y la implementación de mecanismos de concientización. La incidencia del alumnado de la FI en el proceso de análisis, diagnóstico y propuesta constó del levantamiento de información para estudios especializados: saneamiento, topografía, movilidad y geomática.
El segundo —Proyecto Integral para la Mejora de la Infraestructura en el Centro de Enseñanza, Investigación y Extensión en Producción Agrosilvopastoril, Chapa de Mota, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia—, también en el Estado de México, tiene los objetivos de optimizar la infraestructura eléctrica, agregar actividades económicas a la granja y mejorar la calidad de vida de sus habitantes, para lo cual las y los universitarios identificaron cuatro áreas de oportunidad: instalación de baños secos y de celdas solares, y construcción de un horno de retorta y de una cocina-comedor.
La evaluación estructural, una actividad básica del servicio social en la Facultad de Ingeniería por el entorno sísmico de la Ciudad de México, es el tercero, proyecto que se encarga de solicitudes de habitantes o propietarios de inmuebles preocupados por su seguridad. El estudiantado acude personalmente a realizar inspecciones que de otra manera se encontrarían fuera del alcance de la mayoría de la población, y que podrían marcar la diferencia en preservar sus vidas. El abordaje incluye casa-habitación y edificaciones de gran tamaño, y daños por desastres naturales u otros de origen humano, como incendios, por lo que en la práctica se tiene acceso a un amplio rango de aprendizajes.
El cuarto proyecto —Canalización de Escurrimientos Pluviales en la Barranca San Andrés Totoltepec, Alcaldía Tlalpan, CDMX— se dio en respuesta a la preocupación de los pobladores de que los taludes que sostienen sus inmuebles se deslaven. Las y los futuros ingenieros buscaron proponer alternativas de infraestructura respetuosas con el ecosistema presente y generar un espacio para fomentar la cohesión social. Esto podría empezar a concretarse con la construcción de un canal que permita un infiltramiento parcial al acuífero local y la instalación de una rejilla para evitar la contaminación, y culminar con el aprovechamiento de la energía hidráulica.
Cada una de las intervenciones involucró un proceso de planeación, toma de decisiones, visitas técnicas, entrevistas, modificaciones en tiempo real, solución de problemas, negociación, identificación de puntos críticos, uso de equipo y programas especializados, análisis, diseño y conceptualización, lo que retó a las y los estudiantes a echar mano de todos los conocimientos que adquieren en el aula y a desarrollar otras habilidades, en especial las blandas. En sus testimonios, los jóvenes destacaron las diversas maneras en que estas vivencias los enriquecieron y que interactuar con la población fue de ayuda para entender la confianza depositada en la Universidad, lo que a su vez reafirmó su sentido de responsabilidad y orgullo, y su deseo de contribuir con más aportaciones similares.