La Facultad de Ingeniería (FI-UNAM) fue sede del coloquio interdisciplinario Intersector II: Ingeniería, Arte y Humanidades, que reunió a especialistas en conservación fotográfica, expresión artística, historia de la ciencia y la tecnología. El evento, organizado el pasado 5 de marzo en el auditorio Javier Barros Sierra por la División de Ciencias Sociales y Humanidades (DCSyH-FI), el Posgrado de la UAM Iztapalapa y el Instituto de Investigaciones Filológicas, destacó por su enfoque integral.
En la inauguración, la maestra Amelia Guadalupe Fiel Rivera, jefa de la DCSyH, resaltó la relevancia de fomentar la colaboración entre disciplinas aparentemente distantes, como la ingeniería, las humanidades y las artes, para ampliar el conocimiento y abordar los desafíos actuales desde perspectivas integrales: "Agradecemos a las instituciones participantes su invaluable contribución a este encuentro, que fortaleció los lazos entre las diferentes áreas del conocimiento e inspiró a los asistentes a explorar nuevas formas de integración entre la tecnología, el arte y la cultura. ¡Gracias a todos por ser parte de este enriquecedor evento!", expresó.
Las imágenes y la tecnología
En la mesa Fotografía: Memoria cultural y social en el cruce de la historia y la tecnología, el maestro Francisco Omar Escamilla González, responsable del Acervo Histórico del Palacio de Minería, reflexionó sobre el papel de la fotografía en la ingeniería. Desde su uso como herramienta documental en el siglo XIX hasta su aplicación en la fotogrametría y la cartografía en el siglo XX, la fotografía ha sido fundamental para el desarrollo de proyectos de infraestructura y exploración de recursos naturales: "La fotogrametría, una técnica que permite crear mapas y planos a partir de fotografías, transformó la manera en que los ingenieros abordan proyectos de gran escala", explicó. Además, destacó el trabajo de Gonzalo Medina Vela, pionero en el desarrollo de sistemas de planeación basados en fotografías aéreas, y del Laboratorio de Fotogrametría de la FI, que aún conserva equipos que forman parte del patrimonio universitario.
Por su parte, Antonio Cruz Ramos, presidente del Fotoclub de Ingenieros, relató la historia y los logros de la asociación estudiantil más antigua de la UNAM, fundada en 1954 por Enrique Galindo Lechuga para enseñar técnicas fotográficas al alumnado de Ingeniería. Con el tiempo, la agrupación evolucionó hacia la fotografía como expresión artística: "El Fotoclub es un espacio donde la curiosidad y la creatividad convergen. Aquí, los estudiantes no sólo aprenden a revelar fotografías análogas, sino que también exploran su lado artístico", señaló. Actualmente, el club ofrece once cursos, entre los que destacan astrofotografía, cianotipia experimental y revelado en blanco y negro. Asimismo, cuenta con laboratorios completamente equipados para procesar películas y ampliar imágenes.
En su intervención, el maestro Gustavo Lozano San Juan, especialista en conservación de bienes muebles y responsable de los archivos documentales del Instituto de Investigaciones Estéticas, abordó los desafíos de preservar acervos fotográficos. Con más de un millón de imágenes en su colección, el Archivo Manuel Toussaint resguarda fotografías que datan del siglo XIX hasta la actualidad: "La conservación no se limita a restaurar una fotografía, sino a estabilizarla para que pueda ser consultada, digitalizada o exhibida sin riesgo de deterioro", explicó. Asimismo, subrayó la importancia de controlar factores ambientales (temperatura, humedad y radiación UV) y de emplear tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, para identificar y clasificar imágenes.
Los ponentes coincidieron en la necesidad de fomentar la colaboración entre ingenieros, humanistas y artistas: "La ingeniería no se limita a resolver problemas técnicos; también puede contribuir a la preservación del patrimonio cultural y a la creación de nuevas formas de expresión artística", afirmó el maestro Rafael Rodríguez, profesor de la FI y moderador de la mesa. La sesión concluyó con una invitación a todos los estudiantes a involucrarse en proyectos interdisciplinarios, explorar las oportunidades que ofrece la fotografía en sus dimensiones técnica y artística, y unirse al Fotoclub.
Diálogo interdisciplinario en la divulgación científicaLa mesa Difusión de la ciencia y tecnología: intersección de disciplinas para la divulgación, moderada por Jonathan Juárez Melgoza, contó con la participación de la licenciada Cindell Celaya Arvizu, divulgadora de la ciencia, y las doctoras Kinrha Aguirre de la Luz, experta en lógica difusa, y Gabriela Frías Villegas, especialista en comunicación científica.
La licenciada Celaya Arvizu destacó la diferencia entre difusión (dirigida a un público especializado) y divulgación científica (orientada a personas no expertas), así como la importancia de la empatía en la comunicación del conocimiento: "No se trata de simplificar la ciencia, sino de adaptarla para que sea comprensible y relevante para el público. Como divulgadores, debemos conectar con las emociones de nuestra audiencia para que el mensaje no solo sea entendido, sino también recordado", explicó. Ejemplificó esto con obras como La memoria secreta de las hojas de Hope Jahren y El consultorio sexual para todas las especies/i> de Olivia Judson, mostrando cómo la narrativa y la creatividad pueden transformar la divulgación en una experiencia enriquecedora.
Por su parte, la doctora Aguirre de la Luz explicó la lógica difusa, una rama de las matemáticas que permite manejar conceptos ambiguos o imprecisos. "En la vida real, no todo es blanco o negro. La lógica difusa nos ayuda a trabajar con esa incertidumbre", señaló. Además, detalló cómo esta herramienta tiene aplicaciones en campos tan diversos como la inteligencia artificial, el derecho y el arte, y es especialmente útil en disciplinas donde la subjetividad juega un papel fundamental.En tanto, la doctora Frías Villegas reflexionó sobre la comunicación científica como un derecho humano: "La ciencia no debe ser un privilegio de unos cuantos. Todos tenemos derecho a comprenderla y participar en ella". Compartió experiencias en comunidades rurales y con grupos vulnerables, donde la falta de acceso a la información científica puede generar desconfianza o malentendidos. Asimismo, enfatizó que su labor consiste en tender puentes y fomentar el diálogo. También resaltó la importancia de la interdisciplinariedad en la divulgación científica: "La comunicación de la ciencia no es solo para científicos. Necesitamos a artistas, escritores, ingenieros y muchos otros profesionales para que el mensaje llegue a todos los rincones", concluyó.
El coloquio fue un espacio para el intercambio de ideas y una invitación a la comunidad universitaria a sumarse a la labor de la divulgación científica, una tarea que enriquece a la sociedad y fortalece el vínculo entre la universidad y la comunidad. Para quienes deseen adentrarse en este campo, las expertas recomendaron iniciar con el Diplomado en Comunicación Pública de la Ciencia que ofrece la UNAM, así como explorar diversas herramientas y formatos, desde la escritura creativa hasta las redes sociales.