Las facultades de Artes y Diseño (FAD) y de Ingeniería (FI-UNAM) se conjuntaron en el conversatorio Bitácora de saberes —con la participación de la investigadora Dalia Caballero Silva, la artista visual Paulina Vázquez Reyes y la maestra Martha Luna González—que buscó integrar perspectivas artísticas y científicas en torno al uso de esta herramienta de registro, el pasado 28 de marzo en el auditorio Sotero Prieto.
El objetivo fue compartir desde la multidisciplina las posibilidades de las anotaciones en una bitácora, a partir de las experiencias de las ponentes con proyectos que combinan enfoques creativos y científicos. Inicialmente usadas por los navegantes, estos cuadernos son un terreno fértil para la observación, el pensamiento y la memoria, por lo que no pierden vigencia pese al paso de los años y pueden ser un instrumento útil en la investigación.
La trayectoria de Dalia creando aplicaciones —para aprender a escribir, a pronunciar los números más difíciles, para la difusión científica— se remonta a sus días en la primaria. Desde ese entonces, ha refinado su forma de trabajo: el llenado de la información más básica, el cuidado en la redacción, la descripción de pasos y etapas, la pertinencia de ciertos datos, el reporte de herramientas, problemas y soluciones, y el uso de tablas y figuras, por ejemplo. En su práctica, las bitácoras son de naturaleza técnica y apuntan a la claridad y transparencia, para que los evaluadores puedan conocer su propuesta y cómo llegó a materializarse, así que la sistematización debe ser rigurosa.
Con una perspectiva de lo poético e íntimo, el quehacer de Paulina se concreta en diez libretas encuadernadas por ella, en las que vierte su viaje de exploración, detonado por el fallecimiento de su abuelo, y en las que teje los temas de territorio, cuerpo y geología. Más que un registro cronológico, esta herramienta es su espacio de reflexión para la investigación artística, un archivo, una cartografía de los afectos, de modo que reúne objetos muy diversos, pero significativos: textos escritos a mano, vivencias, sentires, páginas extra, fotografías, esquemas... que convierten la materialidad de rocas y paisajes en un reflejo de los vínculos humanos y las transformaciones internas.
Moderadas por la maestra Luna González, las personas asistentes tuvieron oportunidad de conversar con las ponentes e interrogar sus formas de trabajo para poder aplicarlas a su propia práctica, ya sea de carácter técnico u otro, y de dilucidar sobre una potencial bitácora común entre ciencia y arte. Esta colaboración FI-FAD tuvo como finalidad precisamente el promover la convergencia de arte, diseño y ciencia, compartir ideas y soluciones innovadoras y generar redes que enfrenten de manera sostenible los desafíos actuales y futuros.