El pasado 24 de junio, la Facultad de Ingeniería, a través del Centro de Docencia “Ing. Gilberto Borja Navarrete”, organizó la conferencia Neurociencia y aprendizaje, a cargo del doctor Daniel Osorio Gómez, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, quien dio a conocer algunas estrategias de aprendizaje con base en la neurociencia que pueden aplicarse en el aula.
El investigador aseguró que hay un vacío entre los estudios de la fisiología del cerebro humano y la docencia, debido al lenguaje complejo, la poca divulgación científica, la falta de espacios para interactuar y compartir puntos de vista, y a que los resultados, al estar asentados en ciencia básica, no tienen un uso práctico.
El especialista explicó la persistencia de los “neuromitos” en la búsqueda de mejores estrategias para la enseñanza. Definidos como ideas erróneas generadas por una mala lectura, entendimiento o cita, para sustentar la aplicación de la investigación sobre el cerebro en la educación y otros campos, citó los más comunes: sólo se usa el 10 % del cerebro, el hemisferio izquierdo es el lógico y el derecho, el creativo, los cerebros de hombres y mujeres son diferentes, se aprende mientras se duerme y que los ejercicios mentales mejorarán la memoria.
Ante este panorama, el doctor Osorio Gómez dio a conocer algunos estudios sobre neurobiología del aprendizaje y la memoria, como la Ley de Ribot, que señala que la destrucción progresiva de la memoria sigue un orden lógico: avanza desde lo inestable hasta lo estable. “Por ejemplo, cuando enseñamos a los estudiantes ecuaciones diferenciales, cálculo, mecánica, etc., tienden a reprobar porque es lo más reciente que aprenden. Sin embargo, si les preguntamos cómo fue la fiesta cuando cumplieron 20 años, lo recuerdan bien. Pareciera que hay ciertas memorias que son más susceptibles a permanecer”.
También mencionó al psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus (1850-1909), quien utilizó experimentos para explicar que la repetición es una medida para la memoria. Si sólo ensayas una vez, la información decae; en cambio, si lo practicas varias veces, perdura más tiempo. A esto se le conoció como curvas de olvido y del aprendizaje, que se utilizan hasta la fecha.
El investigador Osorio afirmó que el aprendizaje es el proceso en el que los organismos modifican su conducta como resultado de la experiencia, y la memoria, la retención de información previamente adquirida. Finalizó con la invitación al personal docente a enfrentar el reto de encontrar que la memoria sea efectiva, que se mantenga y perdure por mucho tiempo. “No hay una receta mágica, sin embargo, algunos elementos que impactan de manera positiva son: motivar al alumnado a través de retos novedosos, entrenamiento continuo, una buena dieta, ejercicios y mantener una rutina de sueño adecuada”.