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Cultura y deportes
2025-07-01
Taller Igualdad y Diversidad: Dimei-FI
La UIG-FI refuerza conocimientos sobre género en pro de una comunidad libre de violencia e inclusiva.
Por: Rosalba Ovando Trejo
Fotografía: Eduardo Martínez Cuautle
Comunicafi
Detalle del taller

El pasado 1 de julio, la Facultad de Ingeniería de la UNAM, a través de su Unidad Integral de Género (UIG-FI), llevó a cabo en el Centro de Ingeniería Avanzada la segunda etapa del programa Tallereando con la UIG-FI: Género y Diversidad, con el taller (Re)Ingeniería del Camino hacia la Igualdad de Género, impartido por la maestra Erika Martínez Muñoz. Dirigido al personal académico y administrativo de la División de Ingeniería Mecánica e Industrial (DIMEI), el taller tuvo como objetivo reflexionar sobre cómo el género opera en la vida universitaria —en roles, actitudes, lenguaje y prácticas institucionales—, así como promover acciones hacia una comunidad más equitativa e incluyente.

La sesión inició con un diagnóstico que permitió evaluar el nivel de sensibilización del grupo sobre los roles sociales del hombre y la mujer, dando paso a una reflexión colectiva para identificar avances, dudas y resistencias, y generar propuestas desde la realidad universitaria, cuestionando creencias y estereotipos de género presentes en la vida cotidiana, como las imposiciones sociales a los hombres desde la infancia ("sé fuerte", "no llores"), que conlleva expresiones peyorativas que limitan comportamientos fuera del modelo masculino tradicional ("corres como niña" o "eres un mandilón"). Esto evidenció que el lenguaje y las etiquetas refuerzan un sistema binario de género que sanciona a quienes se apartan de las normas, y aunque algunos roles tradicionales han comenzado a cambiar —mayor participación de hombres en la crianza y las tareas domésticas—, persisten juicios y resistencias que, si bien a veces son sutiles, siguen reproduciendo desigualdades.

La reflexión también abordó cómo las expectativas sociales varían según el género. Se discutió, por ejemplo, cómo a los hombres se les celebra expresar su sexualidad, recurrir al alcohol o tener múltiples parejas, mientras que las mujeres son estigmatizadas por conductas similares, por buscar ayuda por adicciones o violencia de género. Se expuso que, mientras los hombres suelen limitarse al rol de proveedores, las mujeres asumen la mayor carga doméstica y, además, deben cumplir con un trabajo remunerado; esta doble exigencia las obliga, en muchos casos, a postergar sus propios proyectos laborales y profesionales, por miedo a ser juzgadas como "malas madres". Los testimonios compartidos reflejaron cómo estas desigualdades refuerzan dinámicas inequitativas profundamente arraigadas.

En cuanto a la violencia de género, se destacó que persiste formas sutiles: psicológicas, económicas, laborales y patrimoniales, y aunque legalmente se han logrado avances, aún hay una estructura de poder genera temor y limita la libertad de muchas mujeres. Aunque se reconoció que las mujeres también pueden ejercer violencia, la mayoría de las agresiones físicas siguen siendo cometidas por hombres en espacios públicos y el ámbito doméstico. Además, se discutió cómo la construcción social del género ha relegado históricamente a las mujeres de espacios científicos y profesionales, asociando la racionalidad con lo masculino y la emotividad con lo femenino, lo que ha contribuido a reproducir jerarquías injustas. Se abordó cómo el cuerpo femenino aún es objeto de control simbólico, como en los piropos sin consentimiento, que hoy se reconocen como formas de violencia. Finalmente, se subrayó la necesidad de generar espacios de diálogo donde también los hombres puedan expresar dudas, cuestionar normas de género y asumir responsabilidades en los procesos de cambio.

En entrevista, la maestra Erika Martínez Muñoz subrayó que renovar espacios formativos como el taller requiere regresar a los conceptos fundamentales del género como construcción social desigual, desde donde se pueda avanzar hacia el reconocimiento de las diversidades sexogenéricas y la garantía de derechos para todas las personas. Destacó el esfuerzo de la Facultad de Ingeniería por impulsar estos temas desde las autoridades y hacia toda la comunidad, así como la apertura y el compromiso que ha encontrado, lo que —dijo— contradice la idea de que los entornos masculinizados son resistentes al cambio. La experiencia, señaló, ha sido tan enriquecedora que considera emprender un doctorado sobre la materialización del género en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés): "El cambio se da cuando se abre el diálogo, se demuestra compromiso colectivo y se siembra conciencia desde las propias trincheras educativas", concluyó.