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Vida Académica
2025-09-02
Ingenieros de FI: Medalla Alfonso Caso
Ocho egresados del posgrado de Ingeniería fueron distinguidos con la máxima distinción académica de la UNAM.
Por: M. Ed. Aurelio Pérez-Gómez
Fotografía: Antón Barbosa Castañeda
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Galardonados de la FI

En una ceremonia que reconoció la excelencia académica, la Coordinación General de Estudios de Posgrado de la UNAM otorgó la Medalla Alfonso Caso a las y los mejores estudiantes de posgrado de la Generación 2020. En el acto solemne, celebrado el 2 de septiembre en el auditorio Alfonso Caso, se destacó el esfuerzo, la constancia y el desempeño académico excepcionales de 44 mujeres y 48 hombres graduados de especialización, maestría y doctorado. Entre ellos se contaron ocho egresados de especializaciones de la Facultad de Ingeniería, cuya distinción, fruto de un riguroso proceso de selección, fue avalada por el Honorable Consejo Universitario.

El presídium estuvo integrado por las doctoras Patricia Dávila Aranda, secretaria general de la UNAM; Cecilia Silva Gutiérrez, coordinadora general de Estudios de Posgrado; y Lena Ruiz Azuara, profesora emérita de la Facultad de Química y tutora del posgrado; el doctor Vicente Jesús Hernández Abad, presidente de la Comisión del Mérito Universitario del Consejo Universitario y director de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza; así como por la y los galardonados José Emiliano Hernández Echenique (especialización en Mercadotecnia), Valeria Vázquez Barrios (maestría en Ciencias Biológicas) y Aníbal Estuardo Sierra Morales (doctorado en Astrofísica).

La doctora Dávila Aranda recalcó el profundo compromiso institucional con la formación de profesionales integrales y de excelencia. "Para la Universidad Nacional Autónoma de México, el desempeño del alumnado en el posgrado no es una métrica más; constituye un factor crucial por su contribución tangible al conocimiento universal, al desarrollo nacional, al bienestar colectivo y a la justicia social. En esta casa de estudios, heredera de una tradición centenaria, tenemos el compromiso indeclinable de formar grandes universitarias y universitarios, no sólo técnicos competentes. Este reconocimiento simboliza, en esencia, el esfuerzo sostenido, el compromiso inquebrantable y la pasión desbordante que los hizo merecedores de la máxima distinción que confiere esta Universidad a quienes han demostrado, sin lugar a duda, un desempeño académico excepcional", expresó. Subrayó además que la presea "es un potente símbolo de un compromiso vital con el conocimiento y la educación, con los destinos de la Universidad y con el futuro del país. Es un recordatorio de que la verdadera excelencia académica conlleva la responsabilidad de poner el saber al servicio de la sociedad. Somos la universidad de la nación y nuestro pacto fundacional se orienta a nuestra sociedad".

La doctora Silva Gutiérrez resaltó los logros de los graduados, reconociendo el contexto particularmente adverso de la generación 2020: "Hoy, con renovada esperanza, celebramos la constancia férrea y los logros académicos sobresalientes de quienes obtuvieron su grado en uno de los años más complejos de la historia reciente, habiendo demostrado un desempeño excepcional durante sus estudios y superados obstáculos inimaginables". Este galardón —recordó—, lleva el nombre de Alfonso Caso, un destacado intelectual, humanista y científico multifacético: "Además de promover los fundamentos de la identidad cultural mexicana a través de la arqueología y la antropología, ejerció con visión la rectoría de nuestra casa de estudios. Desde esa trinchera, insistió en que la educación no puede limitarse a transmitir conocimientos fríos; que la universidad tiene la obligación moral de formar profesionales competentes y personas íntegras, comprometidas con los valores universitarios y con las urgentes necesidades de la sociedad". Por ello, reiteró que la medalla encarna la excelencia académica alcanzada y refrenda una identidad universitaria compartida. "Al portarla, deben asumir el compromiso de dar testimonio cotidiano del espíritu universitario; es decir, cultivar el amor por el conocimiento, mantener una disposición crítica hacia el pensamiento reflexivo, conducirse con tolerancia activa, ética inquebrantable y respeto profundo a todas las posturas, además de abrazar la convicción de que el saber superior debe estar siempre al servicio de la nación".

El licenciado Hernández Echenique, en representación de los 27 estudiantes de especialización, narró cómo su trayectoria larga y comprometida refleja también la de sus colegas. Explicó que su recorrido en la UNAM no comenzó en el posgrado, sino en las aulas de la Escuela Nacional Preparatoria número 9 y en su licenciatura. "Para mí, esta especialización ha sido mucho más que un programa académico; ha constituido una puerta de acceso a nuevas oportunidades profesionales, un espacio invaluable de crecimiento personal y, sobre todo, un recordatorio de que el aprendizaje es un viaje que nunca termina, sino que continuamente se transforma", compartió con emoción.

La maestra Vázquez Barrios, portavoz de los 41 premiados, relató cómo sus estudios de maestría fueron un verdadero parteaguas en lo personal y en lo académico: "En ese proceso intenso, llegué a cuestionar la idea romántica de convertirme en científica. La exigencia del programa, con sus innumerables dudas, sus silencios elocuentes y momentos de frustración, me enseñó que ser una mujer en la ciencia no es un camino dado, sino una conquista constante y diaria, que se libra en el laboratorio, en la escritura y en la convicción propia". Resaltó que representar a sus compañeros simboliza que este galardón es un logro colectivo. "Detrás de cada uno de nosotros existe una red de apoyo: familias que nos sostuvieron, compañeros que compartieron los momentos de estrés y caos creativo, así como tutores que nos guiaron con paciencia y rigor intelectual. Comprendí que mi lugar en la ciencia es relevante y necesario. Mi presencia y la de otras mujeres abre la posibilidad de que más niñas y jóvenes participen, cuestionen paradigmas y transformen la investigación desde nuevas perspectivas", finalizó.

El doctor Aníbal Estuardo Sierra Morales, representante de los 24 doctores distinguidos, rememoró los desafíos que enfrentó la generación 2020: "Nos tocó un año que cambió el mundo. De un día para otro, la incertidumbre se convirtió en nuestra compañera constante, los planes se detuvieron y la rutina académica se transformó. Sin embargo, en medio de esa adversidad, encontramos nuevas formas de avanzar, adaptarnos y progresar en nuestros programas de posgrado", relató con orgullo. Este galardón es un recordatorio de que el conocimiento verdadero conlleva una responsabilidad social y que nuestra labor debe orientarse a crear oportunidades para quienes vienen detrás, ampliando el camino que transitamos.

Ocho distinciones para la Facultad de Ingeniería

Recibieron la Medalla Alfonso Caso, en la Especialización en Geotecnia, Ximena Penélope Amezcua Pastrana (9.38) y Mario Eduardo Santos Jiménez (9.43); en Estructuras, Agustín Méndez Márquez (9.67); en Ingeniería Sanitaria, Mario Alberto Arellano Cecitiano (9.12) y Sergio Alberto Rodríguez Rivera (9.38); en Vías Terrestres, Marco Antonio Vértiz Torres (9.38) y Juan José Durán Blancas (9.38); y en Construcción, Francisco de Jesús Sánchez López (9.75 en su examen del 10 de noviembre de 2020), ubicándose entre los graduados más destacados de la generación.

Varios galardonados compartieron sus impresiones en entrevistas. El especialista Juan José Durán expresó que recibir la Medalla Alfonso Caso "representa, más que un premio, un cierre simbólico a este esfuerzo académico y, simultáneamente, una apertura hacia la vida profesional real. Es un gran logro personal y un estímulo para seguir creciendo; el esfuerzo consciente y bien dirigido siempre da frutos, a veces de maneras inesperadas. Tener una meta clara desde el principio permite dimensionar el esfuerzo que ese camino conlleva". Mario Eduardo Santos se mostró sorprendido y orgulloso: "Antes de ser nominado, no conocía a fondo este reconocimiento. Escuchar las palabras de la secretaria general de la UNAM sobre el riguroso proceso de selección me hizo reflexionar sobre la magnitud del honor de recibir este reconocimiento y pertenecer a esta universidad". Su consejo para los estudiantes fue aprovechar todo lo que la UNAM ofrece: programas académicos, deporte, danza, talleres culturales, cursos de idiomas y dedicarse de lleno a esta etapa. Por su parte, Sergio Alberto Rodríguez consideró el premio un logro enorme y un honor inmenso que la universidad reconozca el arduo trabajo silencioso y constante del posgrado invertido en proyectos y tesis, y recomendó: "No tiren la toalla. El camino requiere esfuerzo constante, pero es importante persistir y seguir preparándose, sobre todo en una universidad con tanto que ofrecer".

La doctora Aida Huerta Barrientos, coordinadora del Programa Único de Especializaciones en Ingeniería, expresó su satisfacción por el logro de los estudiantes, por todo el proceso que implica que ingresen, perseveren, superen obstáculos y se gradúen con mérito académico destacado: "Trasciende más allá de ellos, se extiende a sus familias, al programa académico que los formó y a toda la Facultad. Este «meritazgo» académico eleva el nivel de aspiración para profesores, tutores y la gestión administrativa que busca fomentar la excelencia". Enfatizó que la graduación de la Generación 2020, que ingresó el año del confinamiento, es una prueba de resiliencia que demuestra que se pueden superar los retos futuros.