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Investigación y Vinculación
2015-11-11
Imparten curso Shale Oil and Gas
Ingenieros estadounidenses visitaron la FI para compartir sus conocimientos en torno al gas de lutitas.
Por: Marlene Flores García
Fotografía: Jorge Estrada Ortíz
Comunicafi
Jean-Philippe Nicot

Gracias a un esfuerzo conjunto de nuestra Facultad, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y la Asociación Geohidrológica Mexicana, ingenieros estadounidenses impartieron el curso Shale Oil and Gas: U.S. Lessons Learned on Environmental Monitoring, Land Use, Water Resources, Fracking and Regulations del 11 al 13 de noviembre en el Auditorio José Luis Sánchez Bribiesca. Esta actividad se da en el marco de un convenio de colaboración que suscribieron las instituciones durante el X Congreso Nacional de Aguas Subterráneas.

La inauguración estuvo presidida por el ingeniero Martín Carlos Vidal García, presidente de la Asociación Geohidrológica Mexicana, los doctores Enrique González Torres, jefe de la División de Ingeniería en Ciencias de la Tierra (DICT), Jean-Philippe Nicot y Brad Wolaver, ambos de la Universidad de Texas en Austin, y Nick Tew, consultor de la Geological Survey of Alabama.

"Es relevante que en nuestro país el agua participa de manera dinámica en la generación de energía, por ello, este curso tiene como propósito prepararnos para afrontar eficazmente los retos en esta área", afirmó el ingeniero Vidal García.

Al tomar la palabra, el jefe de la DICT destacó la importancia de compartir el aprendizaje basado en la experiencia y con perspectivas distintas. "Estoy seguro de que ésta será una experiencia aleccionadora para todos", comentó.

En la primera conferencia Shale Oil and Gas Fundamentals, Jean-Philippe Nicot aclaró que hay muchos tipos diferentes de formaciones que se fracturan hidráulicamente, por lo que no se pueden poner juntas en la misma categoría en términos del agua que requieren.

De acuerdo con el ponente, la fracturación hidráulica o fracking se practica desde 1940, cuando todos los pozos eran verticales y empleaban poco de nuestro líquido vital, con el propósito de incrementar la permeabilidad de las rocas que contienen los hidrocarburos. Para lograrlo se inyecta agua a gran presión, mezclada con agentes sustentantes que mantienen abiertas las fracturas.

Actualmente, hay dos maneras de lograrlo: con un fluido de alta viscosidad, lo que implica servirse de menos agua pero agregar más químicos; o usar una mezcla que por el contrario tenga más agua y menos químicos. El método se elige de acuerdo a la naturaleza de la roca a fracturar.

A lo largo de los años, se ha demostrado que el número de pozos que se perforan varía junto con el precio del petróleo, lo que impacta directamente en la cantidad de agua de la que se hace uso y en el desgaste de los acuíferos.

Para el caso específico de Texas, donde el doctor Nicot ha estado trabajando a lo largo de 20 años, la cuestión del agua es fundamental porque las actividades de agricultura y las necesidades municipales son las que más consumen el líquido vital.

El agua que la minería utiliza viene de depósitos en la superficie o en el subsuelo (ríos. reservas, corrientes), es agua tratada municipal o de la industria, o reciclada de sus propios procesos, lo que significa que no siempre es fresca, sino a veces también salobre.

Una vez explicadas estas generalidades, el conferencista detalló algunos de los potenciales problemas ambientales que acompañan a la fracturación hidráulica, tal como el desgaste de los acuíferos, la contaminación del aire por quema de gas o flaring, aumento en los eventos sísmicos, derrames en la superficie, entre otros.

Adicionalmente, una de las preocupaciones más comunes es que el agua deja para siempre su ciclo natural al usarse para el fracking. Al respecto Jean-Philippe Nicot comentó que al igual que con la irrigación, nuestro líquido vital se evapora y luego precipita en forma de lluvia.

Para cerrar explicó que la cantidad de agua que se utiliza es poca si consideramos la energía que obtenemos. En el caso de Texas, la industria minera consume sólo el 1 por ciento de toda la utilizada en el estado.

En la siguiente conferencia, Impacts on Groundwater Quality and Quantity, el doctor Nicot ahondó en el tema del consumo de agua para fracturación hidráulica.

Este recurso se utiliza principalmente durante los procesos de perforación, waterflooding, fracking y más adelante para mantenimiento.

El ponente presentó el caso particular de Eagle Ford cuya fuente es el acuífero confinado conocido como Carrizo, de donde también se abastecen las necesidades agrícolas y municipales, hecho que Nicot invitó a no perder de vista.

En 2013, 16 por ciento del agua utilizada en Eagle Ford se destinó al fracking, y se estima que para 2020 será el 25. Cuando esta actividad comenzó, hubo un significativo descenso en los niveles de agua del Carrizo.

"Nos interesa aclarar si el impacto es local o regional, y si al detener la fracturación hidráulica las reservas se recuperarán rápido o tomarán años", cuestionó el conferencista.

En la zona descrita por el doctor Nicot, se utiliza 1 o 2 por ciento de agua reciclada para la extracción de hidrocarburos, pero una gran cantidad de agua salobre; dependiendo de sus condiciones estos porcentajes varían de estado a estado.

Para reducir el uso de agua fresca, Jean-Philippe Nicot recomendó desarrollar nuevas tecnologías y técnicas, no descartar el uso de agua salobre y reciclar lo más posible.

"La disminución de los acuíferos es una preocupación en todos lados, pero hay que tomar en cuenta que otras actividades aparte del fracking son las principales usuarias de este recurso", finalizó.

Los temas abordados en los siguientes días fueron tratamiento de aguas, regulación y ciclo de vida de los pozos, y mitigación de la huella ambiental.