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Vida Académica
2016-02-19
Enseñanzas de vida
Rinden homenaje póstumo al ingeniero Juan Aguilar Pascual.
Por: Elizabeth Avilés
Fotografía: Eduardo Martínez Cuautle
Comunicafi
Ing. Juan Aguilar Pascual

Apasionado por las matemáticas y la docencia, determinado, tenaz, sonriente, extrovertido, acalorado conversador, amante de la lectura, la música, los libros y el cine, fiel enamorado de su Universidad, una persona que siempre estaba dispuesto a ayudar sin importar el momento o el lugar. Familiares, amigos, alumnos y colegas recuerdan de esta manera al ingeniero Juan Aguilar Pascual, estimado profesor de nuestra Facultad fallecido el 30 de diciembre de 2015.

En un emotivo homenaje realizado el 19 de febrero en el Auditorio Sotero Prieto, el ingeniero fue despedido con palabras de agradecimiento, amistad y admiración. Las anécdotas y vivencias compartidas permitieron construir la personalidad del profesor como hermano, alumno, profesor y amigo, añorar su entrega en las aulas y recordarlo como una figura entrañable de la División de Ciencias Básicas.

Juan Aguilar Pascual nació en 1952, fue el tercero de seis hermanos y desde pequeño mostró interés y habilidad para las matemáticas. Impulsado por el director de su escuela primaria continuó con sus estudios de nivel medio superior e ingresó a la ENP 7 Ezequiel A. Chávez. Después del movimiento del 68, cuando se encontraba en quinto año, sufrió un accidente en el salón de clases que le ocasionó paraplejía. "Depender de una silla de ruedas para su movilidad fue algo difícil, pero que siempre superó. Este hecho cambió su relación con la sociedad, pero nunca fue un impedimento para que realizara lo que se propusiera porque los verdaderos obstáculos son los que se crea uno mismo. Él nunca denominó su condición como una discapacidad, él la consideraba una limitación física", manifestó su hermana Leticia.

Al ingresar a la Universidad, eligió Ingeniería como primera carrera y, posteriormente, cursó la licenciatura en Física. "Mi admiración por él nació desde la primera evaluación parcial que apliqué. Su examen no sólo era meritorio a un 10 por su contenido, estaba cuidado, limpio y escrito con una letra impecable. Como docentes solemos hablar la influencia que han ejercido en nosotros otros colegas, pero no es común hacerlo de la motivación que ha inspirado en nosotros un alumno y eso era Juan para mí. Él es un ejemplo de que si uno se dedica a lo que más le apasiona, se pueden sobrellevar los problemas a los cuales nos enfrentamos a lo largo de la vida", expresó el doctor Guillermo Monsiváis Galindo, amigo y profesor del homenajeado durante sus estudios de Física.

Ser docente fue su máxima realización. Inició como ayudante de profesor en la Facultad de Ingeniería, luego como profesor de asignatura y finalmente participó en el concurso para ser profesor de carrera. Sus colegas lo recuerdan como alguien que impartía asesorías porque le preocupaba el aprendizaje de los alumnos. "Él siempre estaba determinado a sacar lo mejor de cada uno. Daba cursos en línea, venía los sábados, nunca faltaba. Las enseñanzas que él nos brindó serán para todo la vida y quienes tuvimos la oportunidad de estar en sus clases, lo extrañaremos", mencionó el alumno Arturo Pulido. El ingeniero Alexis López, quien también fue pupilo del profesor, agregó que si a alguien ha tratado de imitar en sus 13 años como docente es precisamente al ingeniero Juan Aguilar.

Por su parte, la profesora María Teresa Peñuñuri recordó que para el ingeniero Juan, la Universidad siempre fue su primera casa, pues llegaba desde muy temprano y se iba tarde: "Yo creo que no ha muerto porque alguien muere cuando ya no es recordado y él dejó una gran herencia de enseñanzas y momentos de felicidad. Sus risas seguirán escuchándose por los pasillos de la Facultad que tanto amó".

El ingeniero Pablo García y Colomé llamó a Juan Aguilar un héroe por sus acciones y virtudes, y exclamó en tono cálido el siguiente pensamiento: "Cuando en las noches volteemos la mirada hacia el cielo y veamos la estela de una estrella fugaz, pensemos que es el recorrido de tu silla haciendo un surco en la bóveda celeste".

Para honrar al conmemorado, el doctor Monsiváis propuso la instauración de un premio anual que lleve su nombre y que sea entregado a los alumnos con mejor desempeño en su paso por la DCB.

Al término de la ceremonia, el ingeniero Juan Aguilar Pascual fue despedido con una ovación de pie y un goya.