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Investigación y Vinculación
2016-05-26
Crónica de un viaje a Xochimilco
Ingenieros buscan ayudar al poblado de Nativitas con mapeo geológico.
Por: Marlene Flores García
Fotografía: Alfredo García González
Comunicafi
Daños en casa habitación

Jueves 26 de mayo, 10:00 de la mañana, estacionamiento del Instituto de Geofísica. Es la hora y el punto de reunión para que los reporteros de la FI nos unamos a un grupo de investigadores que realizan un estudio en Xochimilco: Claudia Arango y José Luis Salas, del Instituto de Geofísica, Javier Arellano, de la FI, y los alumnos Miriam Gómez Luna, Alonso Soberón Sainz-Trápaga y Luis Arcos. Emprendemos el viaje y para aprovechar el tiempo del recorrido le hago algunas preguntas al ingeniero Arellano para entender mejor el estudio, por qué lo hacen y para qué sirve.

Pero antes de eso es necesario conocer el problema: las casas y calles de la comunidad Nativitas presentan numerosas fracturas que recientemente se han agravado. El asunto es serio, pues existe el riesgo de que alguna infraestructura colapse o la red de agua o drenaje se rompan con consecuencias catastróficas para la vida y patrimonio de las familias. Ante esto, José Luis Salas, quien vive en la zona, fue el medio idóneo para buscar ayuda profesional.

Así pues, los universitarios se embarcan en este viaje para estudiar el problema, conocer las causas y plantear soluciones viables. Habiendo hecho una visita previa en marzo para evaluar las características generales y proponer hipótesis, en esta ocasión el objetivo principal es recolectar datos de los pozos de agua y las viviendas afectadas.

¿Pero qué tienen que ver los pozos de agua en todo esto? José Luis Salas explica: se piensa que uno de los factores determinantes para que las fracturas ocurran es la sobreexplotación de los mantos acuíferos, por lo que es importante incluirlos en el estudio, considerando que históricamente Xochimilco ha sido uno de los sitios que más ha aportado agua subterránea para la Ciudad.

El ingeniero Arellano detalla que el área afectada pertenece a las antiguas zonas lacustres, por lo que hay material arcilloso, arenas y material compactado que no llega a ser roca y está saturado con agua. Al hacerse los pozos y extraerse el vital líquido en mayor medida del que se infiltra cuando llueve, se crea un desbalance. El material que pierde fluido se compacta aún más y reduce su volumen, lo que lleva a un reacomodo de todo lo que hay en el entorno, casas incluidas.

Ante estas tremendas declaraciones sobre la Ciudad de México, pasamos a un tema más alegre: los alumnos que nos acompañan y que están realizando su servicio social o trabajando en su tesis. Ambos académicos destacan que este tipo de actividades complementa la formación profesional de los estudiantes y los acerca a los problemas reales que más adelante tendrán que atender, además de ser el servicio social uno de los principales deberes de la universidad, pues un estudio de esta naturaleza, que costaría de 400 mil a 1millón de pesos, se hace de manera gratuita.

El ingeniero Alberto Arias de la FI se incorpora en la Glorieta de Vaqueritos. Una vez que pasamos la Prepa 1, el aire se siente más limpio y fresco y el verde de la vegetación empieza a salpicar el paisaje.

Al poco rato llegamos a nuestro destino. En la pequeña plaza nos reciben muy amablemente integrantes de la Comisión de Vecinos del Pueblo de Nativitas y el ingeniero Rogelio López Ramírez, subjefe de la Oficina Regional Xochimilco del Sacmex y encargado de darnos acceso a los pozos.

Tras las salutaciones iniciales, vecinos y universitarios rápidamente se organizan en equipos para cubrir en el menor tiempo posible las actividades programadas. Alberto Arias, Miriam, Alonso, Alfredo y los reporteros visitaremos los pozos; los ingenieros Arango y Salas trabajarán en las vías principales; y el ingeniero Arellano y Luis inspeccionarán las 5 casas elegidas como las representativas.

De camino al Pozo 19 se observa un edificio cuadrado que se alza pintado de colores y logos oficiales. El ingeniero del Sacmex abre la puerta y, para mi sorpresa, no hay tal edificio: es sólo una barda que enclaustra unas grandes tuberías azules que atraviesan lo que no puede ser descrito de otra forma que un patio.

La imagen del dios del río que aparece en la película El viaje de Chihiro viene a mi mente. Inmediatamente los ingenieros se ponen a trabajar, los veo enrollar y desenrollar una larga sonda, meterla y sacarla en el pozo, desenredarla cuando se hacen nudos, pero todo infructuosamente, a pesar de que mide 100 metros y los diligentes intentos, el pozo tiene que ser calificado como no sondeable.

Escoger un pozo piloto donde hacer pruebas para saber qué tan bien cede el acuífero es crucial porque les dirá si es prudente seguir perforando para obtener el vital líquido o no y dónde sería conveniente hacerlo para no crear problemas de sustentabilidad.

Sin más nos dirigimos al siguiente pozo, el número 20. El paisaje es completamente diferente, afuera hay un gran estacionamiento con pipas y sólo un pequeño recinto resguarda los tubos, también de menor tamaño, por donde corre el agua.

Al poco rato arriban Claudia Arango y José Luis Salas, aprovecho para interrogarlos sobre sus tareas.

Resulta que se enfocaron a las vías principales, las calles de Benito Juárez y Vicente Guerrero, donde trazaron líneas perpendiculares en las que luego enviados de la Delegación perforarán hasta 40 centímetros de profundidad y se introducirán electrodos.

Con los datos obtenidos se podrá caracterizar la distribución de la resistividad eléctrica del subsuelo para saber si hay grietas, fallas o fracturas en el mismo. Todo esto se suma al mapeo geológico y caracterización integral del subsuelo que son los objetivos de la visita, que, a su vez, servirá para identificar las zonas de mayor riesgo.

Dejamos el pozo para dirigirnos a las casas que inspecciona Javier Arellano, Luis y otro alumno que llegó, Felipe Estrada Almazán. Entramos al domicilio del señor Armando Solares, una preciosa construcción que además destaca por su esmerada decoración y muebles tradicionales mexicanos.

El señor Armando me cuenta que hasta la fecha hay 130 edificios afectados, en los que se incluye la primaria, la iglesia y la secundaria. Los daños son evidentes, grietas grandes y pequeñas atraviesan todas las paredes de la habitación en que nos encontramos. Luis y Felipe miden su longitud y apertura y toman nota en sus cuadernos.

El señor Armando agrega que hace 20 años Protección Civil vino a evaluar la infraestructura y argumentó que la raíz del problema era la autoconstrucción, por lo que 65 casas se demolieron y se levantaron nuevamente con las especificaciones técnicas proporcionadas, entre ellas la que ocupa la mitad de su terreno. Sin embargo, al ir a revisarla, vemos que presenta el mismo problema.

La siguiente casa es de la señora Elena Arellano, está muchísimo más afectada, tanto que la familia ha optado por retirar todos los muebles ante el riesgo de derrumbe. La evidente inclinación se debe a que el terreno se mueve hacia la parte baja donde se está compactando el material lacustre, me informa el ingeniero Arellano.

La última vivienda a visitar es de la señora Sonia Sánchez, que con 23 años viviendo en la zona es capaz de compartirme numerosas anécdotas sobre la constante lucha con el gobierno para que les proporcionen una solución.

En su patio me maravillo con la gran cantidad y variedad de plantas, la cúpula que forman los árboles nos refrescan después de tanto ajetreo. Sin embargo, adentro vemos los mismos signos de daño, incluso me platica que se ha negado el gusto de remodelar ante la posibilidad de tener que desalojar.

Desde un punto de vista más científico, Javier Arellano me comenta que por ahora no hay peligro inmediato, pero que un sismo podría poner a la infraestructura en riesgo de rebasar el límite de estabilidad, además de romper el drenaje y contaminar el acuífero.

Cuando los muchachos terminan de tomar medidas la jornada de trabajo concluye y nos conducen a otra casa donde nos agasajan con arroz, pipián, frijoles, tortillas y, para rematar, un delicioso postre de hojaldre.

De regreso a Ciudad Universitaria escribo este testimonio que da cuenta del valioso trabajo de los ingenieros de la Facultad, es un orgullo saber que la UNAM es un factor de cambio real para el país. Se espera que una vez recabados todos los datos necesarios se pueda proceder a entregarles resultados a los vecinos de Nativitas y que a su vez ellos reclamen resultados del gobierno que se ha negado a indemnizarlos.