El pasado jueves 16 de febrero en el Auditorio Sotero Prieto, se llevó a cabo la conferencia Proceso Exploratorio del Descubrimiento de la Provincia Petrolera Reforma-Akal, impartida por el doctor Javier Meneses Rocha y organizada por los doctores Enrique González Torres, jefe de la División de Ingeniería en Ciencias de la Tierra, así como José Francisco Albarrán Núñez, Moisés Dávila y Ernesto Santamaría, vicepresidente y miembros de la Academia de Ingenieros de México (AI), respectivamente.
El doctor Dávila recordó que la divulgación de la importancia de la Ingeniería es la tarea sustantiva de la AI, con especial énfasis hacia los jóvenes en formación para que conozcan y sean partícipes del impacto de la disciplina que estudian, razón por la cual la conferencia se dictó en la FI, y no el Palacio de Minería, para acercarse a los alumnos.
Meneses Rocha, al referirse al proceso exploratorio de la provincia Akal y los antecedentes del complejo Cantarell, en Campeche, indicó que los descubrimientos fueron consecuencia del trabajo profesional de muchos ingenieros mexicanos que siguieron una secuencia lógica de pasos exploratorios con sólidos conocimientos técnicos, paciencia, entrega, conciencia histórica, colaboración y sentido económico, poniendo en juego su razonamiento geológico.
Subrayó que los descubrimientos son un trabajo colectivo: Jorge Kum, Santos Figueroa Huerta, Manuel Rodríguez Aguilar, Antonio García Rojas y Guillermo Quezada, responsables de organizar las actividades de exploración petrolera en México, hallar nuevos campos para elevar la producción y el nivel de reservas, encontrar nuevas provincias petroleras para asegurar el futuro económico del país, además de seleccionar y entrenar a los recién egresados de las universidades y transmitirles sus conocimientos.
Enseguida, el doctor Meneses dio un breve panorama histórico sobre la exploración mexicana: entre 1905 y 1917 se habían descubierto cinco campos comerciales cuyo rendimiento decayó hacia 1915, por lo que se requirió un razonamiento geológico y una metodología nuevos. Para 1963, 25 años después de la Expropiación, Poza Rica era la principal fuente energética del país, y Pemex no cesaba en la perforación exploratoria. Así fue como entre 1943 y 1963 en el sureste de México se descubrieron 35 campos de aceite y gas en la parte oriental de la cuenca Salinas del Istmo, al este del río Tonalá.
A pesar de los hallazgos, los recursos eran insuficientes porque el consumo de gas y aceite en el país se duplicaba cada diez años debido a la creciente industrialización, por lo que la exploración tuvo que incrementarse en un 70 por ciento entre 1965 y 1970, aunque la producción sólo había aumentado un 5 por ciento.
Fue así como, en 1971 sucedió un afortunado episodio: la existencia de una mancha de aceite en el mar dio lugar a un muestreo, el posterior reporte y el afortunado descubrimiento del gran complejo.
Javier Meneses Rocha, ingeniero geólogo con mención honorífica de la Facultad de Ingeniería, trabajó en Petróleos Mexicanos, (en el Itsmo de Tehuantepec y Chiapas) de 1976 a 1980. Realizó sus posgrados en Geología de 1981 a 1985 en la Universidad de Texas sobre estudios detallados de campo de la Sierra de Chiapas. Es autor de artículos sobre Geología Petrolera, Tectónica y Sedentología. Fue presidente nacional de la Asociación Mexicana de Geólogos Petroleros.
